De las falacias literarias [El Psicoanalista - John Katzenbach]

Ví este librejo en un centro comercial. De autoservicio.

La reseña elogia al autor, basándose en las excelentes críticas de 'psicoanalistas y psicólogos'.

Bien, confesaré que el título y la trama resumida en esa sinopsis me atrajo, así que, sin ceder a la tentación de comprarlo en papel -esa memoria vegetal de la que habla últimamente a todas horas Umberto Eco-, lo conseguí en formatos electrónicos, con todo el cansancio y riesgo que supone para mis ya de por sí, lastimados ojos.

Las primeras páginas, flojas. Al llegar a la veintitantos, quizá la treinta, no pude seguir más.

La trama resumida en la sinopsis: un psicoanalista recibe una carta de alguien que considera que tiene, por su culpa y un tratamiento fallido, 'la vida destruida', que le amenaza con matar uno a uno a sus familiares -52 en total- si él no se mata primero. Es decir, la única manera de detener ese aquelarre sangriento será que el doctor se suicide.

Después de recibir la carta, intentar recrear las situaciones pasadas de los pacientes atendidos recientemente, llega una desconocida que se dice enviada por parte del autor de la carta. Que es alguien muy rico y muy poderoso. Esta intromisión en escena, de una chica etérea con una treintena de años y un cuerpo endiabladamente apetecible -pensemos en una chica de portada Playboy- termina con un strep-tease en el mismo consultorio ante un psicoanalista turbado y perturbado por el espectáculo.

Avancé a duras penas algunas páginas más, y ya no pude seguir.

Carajo! A quién se le ocurre pensar que un hombre o mujer de negocios, con todo el poder financiero encima, capaz de darse todos los lujos y caprichos, con el tiempo para elucubrar espeluznantes venganzas contra un doctor que, presiento, dañó u orillo al suicidio a algún paciente involuntariamente o sin siquiera sospecharlo, pueda sentir y espetarle en su propia cara al doctor que 'le ha destrozado la vida'...?

La contradicción es patente: como doctor le hubiera dicho a la chica stripper: dígale que, el hecho de tener tanto dinero y la posición que ostenta y TODO EL TIEMPO que se ha tomado para quebrarme la cabeza y hacer trizas mi tranquilidad personal son la muestra más efectiva de que el tratamiento a quien quiera que sea que lo haya recibido en un pasado es y fué TODO UN ÉXITO.

Después de esto, el juego eros-thanatos es bajo, escolar en el sentido más literal y degradante del término. Ante una amenaza de muerte le ponen enfrente al doctor ficticio a una chica que le hace un espectáculo de primer nivel. Quizá el hecho de que la mujer del doctor haya muerto tres o cuatro años antes pueda ayudar a que la turbación del mismo sea mayúscula -y no digamos ya que la erección- más en estos casos, de prolongada tensión emocional y con las situaciones adversas de una soledad y apatías conscientes y elegidas disminuye la libido -allí está el librito hermosamente escrito de Viktor Fankl 'El hombre en busca de sentido' para echar por tierra esa escena de película de bajo presupuesto norteamericana-. Si a esto aunamos la experiencia de años y años de terapias y trabajo con los pacientes, tendremos que el doctor ficticio deja de ser personaje literario y termina siendo una caricatura, u objeto de mera decoración... al igual que las situaciones que aparecen en esas primeras treinta páginas -el 10% del total de la novela completa-.

Así que la dejé por la paz, dedicándome a otra cosa. Que, por ejemplo, rescatar otro capítulo del Valeriano tiene más importancia y utilidad que hacer llorar a mis ojos, encima de todo leyendo algo que no vale la pena.

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