José Luis Domínguez

Lo recuerdas, Fratre...?

Principios de los noventa, recién llegabas entonces a uno de esos dos dormitorios suspendidos en el aire.

Lo veíamos muchísimo más grande que nosotros, críos de quince o dieciséis años. Él nos llevaba la ventaja de once años, era bueno para los deportes, el basquet, me parece recordar. Tenía un físico de atleta, más como jugador de football americano.

A la hora del estudio, en los recesos, andaba con uno de esos cuadernitos que nos proporcionaba el P. Roberto, anotando, escribiendo. Poemas, pequeños relatos, cuentos. Alguna vez nos leyó algo, en ese club invisible que comenzábamos como poetas en ciernes, como escritores y cuentistas, sin saber exactamente qué significaban esos términos.

Alguna vez el Lupus Ferox llevó a la recepción, por invitado, a un poeta jerezano. Recuerdo sólo su apellido, Tolentino. Típico de por allá, ¿nó?

Tuvimos una conversación que he olvidado, y de la que rescato una frase, que me ayudaría y quizá también definiría esa forma de escribir que a veces, sé te exaspera: mi incapacidad de reescribir quizá venga de allí.

"El verso es como un cuchillo. Hay qué limarlo, para que sirva y haga bien su trabajo. Pero no lo limes de más, porque entonces se chinga..."

Un año antes de nuestros triunfos, con aquél mítico 'Angel de la Basura', y 'En luna llena', fue él a quien Cárdenas, López de Lara y no recuerdo si fue C. Félix o Landeros, dieron el primer lugar en cuento, con 'Cronómano'.

Pasa el tiempo, ayer encontré un pequeño volante, de un taller de literatura que comenzó en su pueblo natal, Cuauhtémoc, Chihuahua, en 1993. Y al parecer, ha seguido su camino, su crecimiento.

Y como también publicó en el ICHICULT, no me extrañaría que te hayas topado con él alguna vez.

En fin, Fratre: a darle, aún hay tiempo, aunque cada vez es menos.

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