67 [Nota in pede]

[55 Sobre las obras de Evagrio, véase el Ensayo sobre las fuentes. Incluyen "Consejo Práctico" (Pract.); los "Gnósticos Cefalonios" (Cef.); "La plegaria"; el "Antirrhetikos" (Antir.); los "Ocho espíritus de la malicia", que en realidad forman parte del "Antirrhetikos"; "De los malos pensamientos" (Malos); "Gnósticos".]

67 Pract. 12, trad, Bamberger, pp. 18-19. Acerca del demo[235]nio del mediodía, véase R. Arbesmann. "The 'Demonium Meridianum' and Greek and Latin Patristic Exegesis", Traditio, 14 (1958), 17-31, y R. Caillois, "Les démons de midi", Revue de l'histoire des religions, 115 (1937), 142-173; 116 (1937), 84-83, 143-186. El logismo de acedia, akhdia, es obervado por el demonio o espíritu de acedia, to ths akedias daimvn a un to ths akedias pneuma, que explora el logismo contra el monje, lo mejor que puede. El mediodía, como la medianoche, fue en muchas culturas un momento de intensa actividad por los poderes espirituales. Los cristianos, con su hostilidad a tales poderes, los definieron como malos. Los escritores monásticos solieron identificar al demonio del mediodía con el espíritu de acedia, pero después fue identificado con el propio Satanás. Véase infa, cap VII, nota 14. No es mi intención en este libro investigar la historia de los siete (u ocho) pecados cardinales, que ya ha sido debidamente examinada por otros estudiosos. Las raíces de la doctrina se han encontrado en el pensamiento judío (por ejemplo, Los Testamentos de los Doce Patriarcas) y en el pensamiento grecorromano (por ejemplo, en Horacio). Entre los escritores crisitanos aparecen versiones de la doctrina en Cipriano, Orígenes, Cirilo de Alejandría, Macario y los primeros escritores eremíticos y monásticos en general. El origen último puede encontrarse en la antigua teoría astronómica de siete cielos más la esfera inmóvil sobre ellos; fue esta combinación la que hizo que el número ocho fuera sagrado entre los gnósticos. Evagrio, aunque influido por escritores anteriores, fue el primero en establecer una lista precisa de ocho pecados específicos, idea que ejerció gran influencia. La adopción del esquema modificado de siete pecados cardinales por Gregorio Magno (papa del año 590 a 604) dejó la idea firmemente fijada en la tradición cristiana. Evagrio enumeró los ocho pecados como gastrimar[237]gia (gula), porneia (luxuria), orgh (ira), akedia (accidia o acedia, pereza espiritual); lukh (tristitia, desesperación); jilarguria (avaricia); kenodoxia (vana gloria o vanitas); uperhjania(superbia, soberbia). En listas posteriores de siete, frecuentemente no apareció la desesperación. Sobre los siete (u ocho) pecados mortales, véase en especial M. W. Bloomfield, The seven Deadly Sins (East Lansing, Mic., 1952) y Bloomfield, "The Origin of the Concept of the Seven Cardinal Sins", Harvard Theological Review, 34 (1941), 121-128; Wenzel, Sin of Sloth; Wnzel, "The seven Deadly Sins; Some Problems of Research", Speculum, 43 (1968), 1-22. Véase también A.Vögtle "Achtlasterlehre", Reallexikon Für Antike und Christenturm, I (1941), 74-79; I. Hausherr, "L'origine de la theórie occidentale des huit péchés capitaux", Orientalia christiana, 30 (1964), 164-174 (una visión un tanto diferentes de sus orígenes); L. K. Little, "Pride goes before Avarice: Social Change and the Vices in Latin Christendom", American Historical Review, 76 (1971), 16-49. Nótese la distinción entre los pecados cardinales y los pecados mortales como la explica Bloomfield, Seven Deadly Sins, p. 43.

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