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En fin, lo que quería postear, en respuesta a un post de Aira [Aieux], es lo siguiente:


http://aieux.blogsome.com/2006/11/13/ley-de-sociedades-de-convivencia/

Ley de sociedades de convivencia

¿Que atenta contra la familia? ¿Que va a deformar la mente de los niños? ¿Que es antinatura?

¡Por favor! ¿Qué se podría deformar o destruir, si la televisión ya hizo la mayor parte de la tarea?


Escabroso post, Aira. La familia cada vez va siendo menos ortodoxa, en nuestros días ya no vale lo de un papá y una mamá a cargo de un montón de hijos... En tal situación, atentar contra la familia es algo que no puede sostenerse bajo ningún argumento actual: madres y padres 'solteros' o 'solos' con los hijos a su cargo es una situación que cada día es más común. Las familias, así consideradas, también han evolucionado.

Deformar la mente de los niños es una aseveración que no puedo confirmar ni refutar: no tengo un posgrado en ethología, ni en ciencias de la conducta. Aunque podría darse, en mi opinión de lego en estos asuntos, que fuesen siendo más comunes los casos que se retratan en el filme 'Ma vie en rose'.

Lo de antinatura, aunque nos pese, es cierto. Nací de un padre y una madre, al igual que mi padre y mi madre nacieron de seres heterosexuales. Una pareja homosexual es estéril por 'naturaleza', esto es, a priori una unión cualquiera de este tipo es una unión que no puede tener descendencia. Lo que matizaría es que una cosa es que la unión sea antinatura, y que la unión prive de dignidad a quienes así deciden vivirla. Aunque tal estado sea algo que no desearía para uno de mis hijos, hermanos, amigos o conocidos, y aunque pudiera repudiar y mostrar mi desacuerdo en que este tipo de uniones se den, nadie puede ni debería privar a quienes optan por esta alternativa de vivir 'con dignidad'. Ese es el problema de fondo, problema que de manera curiosa, se retrata en otro filme, aún actual y fresco: 'V from Vendetta'. Se podrá aducir como argumento que las leyes que contemplan esto se basan en el reconocimiento de la dignidad de ambos contrayentes: no es así. Los juegos y malabares de legalistas y demás sólo pretenden ocultar una discriminación más sutil y más hiriente, en cuanto que se pretende que una de las partes sea la 'débil' y otra la 'fuerte' o 'dominante'. En el argot de la intimidad homosexual: alguien es activo y alguien pasivo.

Esta delimitación de funciones dentro de la pareja rebaja a uno por cuanto encumbra a otro, la dignidad de la persona humana, como tal, desaparece. Es el riesgo de este tipo de uniones... ¿quién protege a quién...? Teniendo ambas partes los mismos derechos y obligaciones, las mismas fuerzas y debilidades, cualquier pronunciamiento en este sentido choca directamente contra la esencia misma de las personas en cuanto seres humanos.
Lo que me hizo sentir un poco fuera de órbita es que hayas mencionado en tu post, Aira, a la televisión.

Es un medio, que retrata todo lo que 'ha pasado', nó lo que sucede, nó lo que sucederá. La tv no tiene propiedades proféticas, por naturaleza habla de todo lo que fué. Quizá las únicas excepciones son las transmisiones 'en vivo', y los reality shows... de allí en más, la televisión es televisión de la memoria, y en muchas ocasiones, memoria de lo efímero [lo no-perenne]. La tv puede mostrar distintos modelos de familia, de relaciones, de sociedades. Nosotros somos quienes poseemos los juicios, y prejuicios. Y hechos muy distintos son el 'mostrar' y 'demostrar', y aún cuando pudiera la tv 'demostrar' algo, no está en su papel principal actual el 'denunciar'. Denuncia entendida como juicio con un valor moral. Porque los juicios los hacen los televidentes. Y aunque la tv sea omnipresente, la problemática de las uniones entre pares vá más allá que una manutención y un establecimiento en los cánones constitucionales de un país cualquiera. En cuanto se pierda de vista la dignidad humana de quienes decidan así, y pretenda pasarse sobre ellos arbitrariamente, estaremos peligrando al ceder ante intereses que poco o nada tienen que ver con la situación actual de nuestra sociedad, e historia.

Independientemente de nuestras creencias, gustos, limitaciones, formas de vida, todos tenemos los mismos derechos, obligaciones, y una dignidad que es común a todo hombre o mujer, así viva en la tierra, en la luna, o cualquier otro planeta.


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