Un sueño

Ayer por la madrugada:

Alfred Brendel preguntándole a Heléne Grimaud si había estudiado la pieza como se debía. Heléne dijo que sí, me sentí abochornado, ya que dicha pieza era una composición mía ['Predestinazione', dedicada a mi padre].

Brendel me miró y me dijo que habían tenido qué adaptar la pieza para dos pianos. Asentí, y los primeros acordes sonaron excelentemente. Grimaud entendió la partitura como se debía, y Brendel, glorioso en la parte que le tocó, resaltó los graves con una fuerza y un temple magníficos. Los pianos, uno junto al otro, permanecían en la penumbra de un cubículo de conservatorio. Pensé que sí, efectivamente, la composición ganaba muchísimo en el arreglo a 2 pianos, la acústica hizo lo suyo.

Un sentimiento parecido a la felicidad me embargaba cuando desperté, ayer por la mañana.

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