Lógica elemental para diputados y senadores o por qué su publicidad es una mierda

Me gustaría afirmar lo mismo que Kurtis... ese duende maldito, pero no puedo -amén de que la petición llegó con más de medio siglo de retraso-: ya no podemos abortar a Chespirito.

El problema del aborto no recae, como quiere hacérsenos creer, en el derecho de la mujer a hacer con su propio cuerpo lo que le venga en gana. Si se embaraza fuera del matrimonio, o en el matrimonio mismo, es precisamente porque hizo uso de ese derecho: entregarse a quien quiere cuando quiere. ¿Y cuando no quiere? Cuando no quiere, como en el caso de la chica del norte de México a 'quien se obligó' a tener un hijo no deseado, el problema es el mismo: ese hijo tiene una vida propia e independiente de la madre, a cuyo cuerpo, deseos y decisiones no puede supeditarse.

El problema del aborto es precisamente que quien ha de ser abortado tiene vida propia, cuerpo propio, conciencia propia, y derechos propios. Y aquí se estrellan los medios televisivos, partidos políticos y demás ralea.

Para hacer quedar en igualdad de términos la campaña de Chespirito y la respuesta del spot airado donde aparece dicha chica, habría de quitarse la imagen de esa muchacha que fue ultrajada -cierto, innegable y reprobable- y trocarla por la de ese niño que nació aunque su madre no lo deseaba.

Como dudo que la madre de Chespirito pudiera prestarse para propaganda televisiva, además de que no sé si viva aún, poner versiones de madre vs. madre es más difícil.

Con esto dejo de tocar el tema del aborto, mi posición es clara al respecto: una vida no puede desecharse sólo porque quiera desecharse, y quien menos derecho tiene de tomar una decisión capital, vida o muerte, es precisamente aquella misma persona que le ha brindado el ser.

Métodos anticonceptivos los hay por montones, además de sexo oral, anal, masturbación, gay... el derecho de toda mujer es precisamente el practicar cualquiera y usar cualquier método que sea de su agrado. Una vez concebido un nuevo ser en su vientre, esos derechos ceden ante la existencia de esa nueva persona que ha comenzado a existir.

Y si se priva de vida a esa nueva existencia con personalidad y características bien definidas, se estará cometiendo asesinato.

No hay vuelta de hoja.

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