6 Preludios, Huapango Brillante y Postludio

Nota

El que aparece aquí como Postludio fue originalmente una pieza que compuse a
quien ahora es mi esposa, aún antes de que fuera mi novia. De allí su carácter
triste y melancólico, y su título, explícito cuan explícito puede serlo.
Los 6 preludios fueron compuestos casi por completo en mayo-junio del 2007.
El preludio 1 se compuso parcialmente en marzo, quedando terminado a principios
de mayo. El preludio 2 fue concebido inicialmente como un estudio para las manos
superpuestas, dedicado a Alejandro [Novmacl]. Comencé a trabajar en el en julio
del 2006, quedando estancado más o menos en sus 2/3 partes, y fue hasta mayo de
este año que quedó terminado, con un aire que resultaba idóneo para insertarlo
con los preludios restantes.
Quizá pocas cosas especiales hay en el resto de los preludios, apuntaré que el
no. 5 nació como un estudio de aproximación a un ritmo que me atrajo muchísimo
tiempo, y que me parece hasta cierto punto autóctono o por lo menos de raíces
indígenas. Los temas en quintas y demás son precisamente el intento de que la
sonoridad matice la fuerte impresión o huella del ritmo principal.
El Huapango Brillante, como lo indica su nombre, es una aproximación a lo que es
este tipo de música. Quizá lo más difícil de todo fue sobreponerse a la impronta
de la composición de Pablo Moncayo para orquesta. Si se recuerda que ese mismo
Huapango está basado en temas populares y plenamente conocidos en México, se
constatará que, parafraseando a Borges: 'Un huapango es todos los huapangos'.
La idea incial nace propiamente como una transcripción del ritmo de los conjuntos
'huapangueros' típicos al marco y posibilidades del piano. Hasta qué punto lo
logré es algo que de momento no alcanzo a percibir, aunque ya había abordado
previamente el ritmo y sus posibilidades, tal como aparece en los compases
finales de la pieza 'Predestinazione', dedicada a mi padre [27 noviembre 2004].
Aunque propiamente pensadas para ser ejecutadas, Alejandro me ha hecho notar que
algunos intervalos dificultan tremendamente cualquier intento de tocar algunas
composiciones, por ejemplo, intervalos de novenas, décimas y superiores. Si bien
el programa informático puede sin ningún problema ejecutar simultáneamente esos
sonidos en tales intervalos, es físicamente imposible para un pianista
alcanzarlos tal cual están en el papel. Queda pues, al arbitrio del ejecutante
hacer las modificaciones pertinentes para llevar a cabo su ejecución: arpegios
extendidos y/o apoyaduras son por lo menos 2 soluciones que encuentro a tales
dificultades, plasmadas en el papel por las necesidades mismas del desarrollo
intrínseco de todas y cada una de las piezas.
J. Francisco Arriaga E.
México, Frontera Norte, 21 junio 2007.

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