Desmitificaciones: Hugo Sánchez
Pasó de Hu-gol, a Ego Sánchez.
En mis días de colegio, a principios de los 80's, eran poquísimos los que, al jugar futbol, querían ser Hugo Sánchez. Y esos poquísimos, eran americanistas.
La razón: 'Hugo Sánchez es un cazagoles'.
Cazagol era un término despectivo: representaba a los jugadores que sólo se apostaban junto a la portería, sin ayudar absolutamente en nada al equipo, y sólo esperando que alguien les pasara la pelota en el momento en que el portero estuviera distraído.
Estos cazagoles eran, con frecuencia, los blancos de llegadas arteras, golpes directos a las espinillas, talones y tobillos. Y eran la última esperanza de cualquier equipo, cuando no había más, se pasaba el balón al cazagoles que disparaba con toda la fuerza posible, fallando estadísticamente en proporción igual a los aciertos.
En el fondo esa es la razón de que Hugo Sánchez no sea comparado a Maradona, Pelé, o Ronaldinho... los 5 pichichis son aún recordados en España, según me cuentan quienes han tenido la suerte de darse la vuelta por aquellos lares. Pero nada más. No tuvo un papel de innovador, de parteagüas, de fundador de escuela.
Y su carrera profesional sigue el mismo rumbo: atacando a quienes ostentan los puestos que el quiere... como todos los directores técnicos de la selección mexicana de futbol, de donde terminó siendo a fin de cuentas lo que quería: director técnico también.
No será con este futbolista metido a DT que llegará la selección mexicana a ganar un mundial. Es imposible: para hacerlo hace falta tener características que este jugador no tiene.
De aquellos compañeros de colegio recuerdo quiénes metían los goles, burlando, rematando, en fin, jugando al futbol. De quienes eran los cazagoles sólo diré que no recuerdo a uno sólo. Nadie quedó en mi memoria.
En mis días de colegio, a principios de los 80's, eran poquísimos los que, al jugar futbol, querían ser Hugo Sánchez. Y esos poquísimos, eran americanistas.
La razón: 'Hugo Sánchez es un cazagoles'.
Cazagol era un término despectivo: representaba a los jugadores que sólo se apostaban junto a la portería, sin ayudar absolutamente en nada al equipo, y sólo esperando que alguien les pasara la pelota en el momento en que el portero estuviera distraído.
Estos cazagoles eran, con frecuencia, los blancos de llegadas arteras, golpes directos a las espinillas, talones y tobillos. Y eran la última esperanza de cualquier equipo, cuando no había más, se pasaba el balón al cazagoles que disparaba con toda la fuerza posible, fallando estadísticamente en proporción igual a los aciertos.
En el fondo esa es la razón de que Hugo Sánchez no sea comparado a Maradona, Pelé, o Ronaldinho... los 5 pichichis son aún recordados en España, según me cuentan quienes han tenido la suerte de darse la vuelta por aquellos lares. Pero nada más. No tuvo un papel de innovador, de parteagüas, de fundador de escuela.
Y su carrera profesional sigue el mismo rumbo: atacando a quienes ostentan los puestos que el quiere... como todos los directores técnicos de la selección mexicana de futbol, de donde terminó siendo a fin de cuentas lo que quería: director técnico también.
No será con este futbolista metido a DT que llegará la selección mexicana a ganar un mundial. Es imposible: para hacerlo hace falta tener características que este jugador no tiene.
De aquellos compañeros de colegio recuerdo quiénes metían los goles, burlando, rematando, en fin, jugando al futbol. De quienes eran los cazagoles sólo diré que no recuerdo a uno sólo. Nadie quedó en mi memoria.
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