Los riesgos de leer

Los riesgos de leer

Todos deberían saber que leer, como fumar, tiene sus
riesgos:

1.- Quienes leen mucho acaban ciegos. Primero son
esas
gafitas de intelectual, luego las de culo de vaso y
acabas como Galdós o Borges, contratando a una
tierna
manceba que te lea a los pies de la cama.

2.- Quienes leen mucho acaban trastornados. Como don
Quijote, o Cela. Una alumna mía me decía que hay por
ahí un tonto ambulante que se quedó así de tanto
estudiar. Al parecer se tomaba todo tipo de
psicotrópicos para mantenerse despierto mientras
leía
y leía.

3.- Leer agota tu economía. Los libros son caros y
no
se pueden bajar con el emule. Los que están en
internet son clásicos y por tanto largos, así que si
los lees en la pantalla todavía te quedas más ciego
(ver punto 1).

4.- Leer complica la vida doméstica. Acumular libros
se convierte en una obsesión que requiere espacio,
metros de estanterías desordenadas, dolorosas cajas
en
el trastero, mesitas de noche polvorientas... Con la
amenaza de cónyuges o hijos: Elige, los libros o
nosotros. Y esa pregunta estúpida de las visitas no
lectoras: ¿Te los has leído todos?

5.- Leer complica la vida amorosa. ¿Todavías estás
leyendo? Pues me duermo...

6.- La lectura suele ser fuente de toda infelicidad.
Quienes no leen no tienen más punto de vista que el
que les ofrece su cadena de televisión habitual, su
peluquero, su estanquera o su compañero de cañas. No
necesita contrastar visiones distintas de un hecho,
ni
ponerse en lugar del otro. Asume que la realidad es
plana. Y es feliz.

7.- Los libros generan frustración. La lectura te
muestra vidas que nunca llegarás a vivir y lugares
que
nunca conocerás. Te permite imaginar a los
personajes
y lugares de las historias del modo que tú quieres.
Luego vienen los de Hollywood y te plantan al guapo
de
turno en unos paisajes de Nueva Zelanda que te
cagas,
y ya está, tu gozo imaginado en un pozo, porque cómo
les explicas tú a los espectadores de la sala que lo
que tú habías imaginado era mejor.

8.- La lectura es algo lento y repetitivo. A ver,
¿qué
ha cambiado en la lectura en los últimos dos o tres
milenios? ¿Leemos más rápido? ¿Se lee a través,
renglón sí, renglón no? Nada. Siempre igual, una
línea
detrás de otra. Y encima hay que esperar más de una
hora (una semana, un mes) para que nos cuenten el
encuentro amoroso de una pareja, el remordimiento
por
un crimen, la frustración por una vida anodina, la
conquista de una libertad.

9.- Leer no sirve para obtener admiración. Por si
alguien no se ha enterado, ser buen lector no cotiza
en la bolsa de la vida social. Que alguien cite a
buenos lectores que salgan en la tele: ... (silencio
prolongado). Antes, con lo de mayo del 68 y todo
eso,
aún se ligaba citando a Camus, a Brecht, a Quevedo.
Pero ahora, como no cites a Jaime Peñafiel...

10.- La lectura no está al alcance de todos. Digan
lo
que digan, el placer de leer está reservado a unos
pocos. Son esos pocos los que gozan casi
pecaminosamente cuando descifran un clásico, cuando
sienten las pasiones que se imaginaron hace siglos
para que les lleguen a ellos casi en exclusiva,
cuando
se quedan varios días en estado de shock después de
leer buenas novelas, cuando se estremecen leyendo un
poema, cuando lloran o ríen entre líneas, cuando
recomiendan furtivos lecturas que no se venden en
Carrefour, cuando no pueden salir de casa sin un
libro
en el bolsillo, cuando miden sus vidas por los
libros
que leyeron en cada época... Son una élite,
peligrosa
y exquisita, que procura captar miembros para su
secta, pero que también sabe que muy pocos serán los
elegidos. ¿Lo eres tú?


Gracias, Luda, por enviarme esto.
El punto uno es el más cabrón. Porque hace 4 años me detectaron astigmatismo leve en el ojo izquierdo. No uso gafas de intelectual.
En aquel entonces era necesario lente para lectura con aumento de .25 en dicho ojo... hoy supongo que deberá ser algo más.
Lo único que lamento de ese astigmatismo es que he pasado años y años sin poder ver un stereograma. Mi esposa dice que los hay preciosos. Y yo por más bizcos que he hecho, a mis treinta y tres años y medio no he podido ver uno solo.

Por demás, he leido en la compu más libros de los que quisiera... y más largos de lo que muchos piensan. El péndulo de Foucault, por ejemplo, es uno. Merde! Cómo perdemos el tiempo!

Snif.

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