A Edouard y Victor... sobre los nombres largos

Deliciosa noticia la de Garcilaso, Edouard. He leído poco, casi nada de ese autor, quizá un par de páginas nada más.

Con todo y ser un nombre aparentemente inventado, o apellido si se quiere, tiene el encanto de pertenecer a esas cosas que por improbables no son del todo imposibles, y cuando nos salen al paso nos dejan boquiabiertos.

Hay nombres propios acá en méxico que tocan la estupidez suprema. Uno de ellos que no pensé llevara hoy día alguien, aunque seguido se hace juego y muchísimo con el, es 'Masiosare'.

Este 'nombre' propio es la conjunción ignorante de una parte de un verso del himno de la república mexicana: "Más si osare el extraño enemigo[...]".

Alguien debió entender qué "Más si osare" era el nombre del "extraño enemigo", y por tanto, comenzó a usar el nombre, echándole a perder la vida a alguien más. Lo he escuchado en 2 o 3 personas que aunque no he tratado sé que lo llevan. Vaya martirio!

Y esta suprema estupidez, cuando se conjuga a la milagrería y falsa devoción religiosa, da por resultado nombres más monstruosos aún.

El pasado doce de diciembre una mujer, en su octavo -creo, o noveno?- mes de embarazo, se atrevió a hacer la peregrinación a pie por la calzada hasta la Villa de Guadalupe, donde están las 2 basílicas.

Claro que a la pobre mujer le sobrevino el parto, recién entradita en el atrio. Allí nació la criatura, un varón al que los paramédicos que estaban en el lugar atendieron, y mostraron con orgullo a las televisoras en cadena nacional.

La mujer, humilde entre las humildes, respondió preguntas absurdas, preguntas hechas por reporteros aún más absurdos e ignorantes:

¿Qué nombre le va a poner al niño?

Todos los que vimos en la nación el rostro de la pobre mujer, batallando para contestar, supusimos que 'Guadalupe', como no es inusual que gente hoy día, tanto del género masculino cual femenino lleven encima.

Esta pobre mujer se brincó la barda: "se va a llamar Basílico". Ese nombre atroz lleva la pobre criatura. Espero que su madre se haya arrepentido a última hora y no le haya desgraciado la vida al pobre niño.

Ojalá y los ejemplos como el de Garcilaso se quedaran en los meros libros, cuando pasan a la vida cotidiana, más valiera no saber ni hablar ni escribir ni poder oír.

No sé si el niño -que debe tener un par de meses ya-, pueda algún día perdonar a su mamá por haberle puesto así.

Debería haber una ley que prohíba cometer estos atropellos con la dignidad de las personas. Porque el nombre también es susceptible de dignificar, o degradar.

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