Lost Killers o: sí, también Alemania está yéndose a la mierda


La tragedia de la esperanza.

Pareciera un argumento tipo 'a fin de cuentas, siempre terminamos haciendo aquello que no queremos hacer', pero la pérdida de lo que nos constituye y define 'a sabiendas de', resulta por sí mismo un acto demoledor.

Tsintsadze juega con los roles de los personajes y permite al final apreciar en su dimensión real las situaciones que van tejiéndose entre ellos. Algo curioso y notable: este director no tiene miedo a la oscuridad. Sus tomas pueden transcurrir en la tiniebla más completa, ausencia total de luz, y el resultado seguirá siendo el mismo, un discurso sin fracturas, una acción sin descanso. Sin temor a ser excesivo, diré que la atmósfera que más se le acerca es aquella de ' Nil by Mouth', estrenada apenas 2 años antes, en el '98.

De Kieslowsky toma mucho, y algunas de sus tomas de cielos abiertos son un franco tributo a su trabajo en 'Blue, Blanc, Rouge', el trabajo con los filtros y el juego de colores inmediatamente nos sitúan como oyentes de un oráculo, profecías descarnadas.

La escena final es de una desesperación, una abyección total. Es precisamente el momento en que todo en el filme confluye y manifiesta la perpetua condición de lo infame, de la degradación mitad por gusto propio y mitad por las exigencias impuestas por el entorno mismo.

No relataré más porque el filme no merece que lo masacre y lo deje a medias, en cambio diré que hay que estar plenamente preparados para lo que se verá: no hay escenas violentas, no hay descabezamientos o cercenamientos more Quentin Tarantino, ni tampoco la tensión magistral de Kieslowsky: este filme es una declaración firmada, es una autoconfesión:

también Alemania está yéndose a la mierda.

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