Perder la virginidad a los 33 [casi 34] años

Quod scripsi, scripsi!


Si hay una película gringa de un zonzo que pierde la virginidad a los 40, por qué no puede haber alguien más que la pierda un poco antes. Je.

El pasado miércoles 16 de julio perdí la virginidad editorial, el grandísimo cabrón de Simitrio Quezada se encargó de 'ayudarme' a librarme de una vez por todas de ese defectito.

En el suplemento llamado 'Reloj de arena' se publicó una reflexión mía en torno a la literatura, el internet y esa tan llevada y traída generación del 70. El original tenía 4 cuartillas, Simitrio debió meterle tijera. Siendo él, fue como si lo hubiera hecho yo mismo.

Así que si buscan el periódico del miércoles pasado encontrarán en alguna página esa sección encargada de convertime en 'escritor publicado'. Se siente curioso esto de ya no ser un escritor 'inédito'.

Y para colmo, Simitrio cumplió su amenaza y publicó 'Lela'. En el número de este miércoles. Me ha dicho que me enviará algunos ejemplares de ambos números.

En fin, cuántas vueltas da esta vida, y cuánto hay que seguir agradeciéndole a los verdaderos amigos, esos que aunque no salieron del mismo vientre del que salimos nosotros, comparten más que la misma sangre: el mismo vivir y experimentar el mundo.

Salud. Y un millón de gracias, Simitrio.

Francisco Arriaga.

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