Bibliotecarios y pizzeros

Quod scripsi, scripsi!

Tazy escribió una entrada en su blog donde nos cuenta las peripecias que le llevaron a encontrar su vocación buscando su profesión [o algo más o menos así].

Y cierra magníficamente esa misma entrada con una afirmación cierta: la felicidad de quienes viven entre libros cubiertos de polvo y 'hongos' cuando quieren vivir entre libros cubiertos de polvo y hongos.

Es maravilloso y envidiable vivir así.

Y esa es la gran diferencia entre vivir una vocación, entre responder al llamado de aquella voz a la que no nos podemos sustraer, y el tener que responder sólo porque se nos paga.

Recién terminé con el proyecto de bajarme todo lo que había en googlebooks referente a la Patrologia Latina de Migne, en sus dos reimpresiones: la original del mismo Migne, y la reimpresión de los hermanos Garnier.

Si quieren tener una idea clara y cierta de lo que supone bajarse TODO lo que había, vayan por aquí:

http://www.paginasprodigy.com/asesoriainformatica/migne_pl.htm

[Sólo puede visualizarse con IExplorer. Me encanta Netscape y Firefox... pero a muchos humanistas parece que no les va muy bien con el zorrito y el extinto timón... así que por cuestiones prácticas todo va para ie].


Comentando con algunos miembros del grupo de Patrología, y más recientemente con Mario, ese quien no sabe a ciencia cierta qué hizo, señalaba de los errores garrafales que pueden y suelen encontrarse en esas mismas digitalizaciones de Google. Por más que en su página inicial digan y proclamen:

"This is a digital copy of a book that was preserved for generations on library shelves before it was carefully scanned by Google as part of a project to make the world’s books discoverable online. It has survived long enough for the copyright to expire and the book to enter the public domain. A public domain book is one that was never subject to copyright or whose legal copyright term has expired. Whether a book is in the public domain may vary country to country. Public domain books are our gateways to the past, representing a wealth of history, culture and knowledge that’s often difficult to discover. Marks, notations and other marginalia present in the original volume will appear in this file - a reminder of this book’s long journey from the publisher to a library and finally to you."

Comprendo lo de las marcas debido al uso -lo exijo!- y las anotaciones y demás, pero nó que por culpa de unos asalariados que ven a los libros como un montón de hojas de papel con letras y nada más hacen un trabajo más que mediocre.


En la imagen supa aparece el fin de una página, con los márgenes inferiores cortados. Quizá no importa -aparentemente- pero cuando se sabe que debajo de ese letrero a medias está el año de impresión, entonces me dan ganas de ir a buscar al sujeto que se atrevió a mutilar y degradar hasta ese punto un libro que vale más que lo que le pudieran haber pagado por todo su trabajo en un año.

Y no se trata de paga, se trata de amor al trabajo, amor a los libros.

Quizá las Patrologías, una al lado de otra no valdrían más de 100 pesos si se vendieran como papel viejo.

Pero cuando nos percatamos de que ese montón de papel viejo encierra la esencia de lo que se considera hoy día como 'Tradición' de una corriente o vertiente o pensamiento religioso -y mucho más que eso- entonces veremos que un trabajo terrible como ese más que hacer que agradezcamos a esos señores de Google les echemos en cara su afán de aumentar 'un número' más al incontable que tienen ya de libros digitalizados, y que la forma termine siendo tan deplorable.

Es peligroso meter a pizzeros a trabajar de bibliotecarios, o bibliotecónomos, o restauradores.

Y más peligroso aún que estos quieran algún día quitar algunas hojas de esos libros viejos, para seguir encendiendo sus hornos y cociendo sus pizzas.

Seguro que la tentación no es poca.

Comentarios