A Jesús Olague

Quod scripsi, scripsi!

Apologia pro vita mea:

Visto de frente y a un par de semanas, es hora de decirte que tu correo me cuestionó seriamente y me ha hecho darle vueltas y vueltas al asunto de 'qué tanto sirve tener un contador de visitas'.

Veo que a Qvodago llegan a lo mucho 25 visitantes diarias que originan un tráfico de 50 - 60 páginas vistas, con sesiones estándares de 2:53 minutos.

Es decir: la raza que llega al qvodago llega a leer lo que sabe que va a leer y lo que sabe que va a encontrar: la mayoría son lectores reincidentes.

Así que el post va también con la intención de curarme en salud, y poder hablar de temas que, como este y como en tu caso, nadie pudiera imaginar que estaría interesado o pudiera tocar en el blog.

Respecto al PLGO, te diré que no anda fuera el 'amor propio' por cuestiones personales más que nada, y sobre todo, por no sufrir tanto de esa sensación de que quienes te rodean sepan que 'sabes' latín, un poco de griego, que lees bien el francés y el italiano y el portugés y el inglés y que las más de las veces te tienes que quedar callado porque cualquier cosa que digas será usada irremediablemente en tu contra. Estoy convencido de que viviendo el Italia, Francia o Inglaterra sería otro el asunto, y bastaría con ir a cualquier biblioteca pública para pasarse la tarde entera chacoteando con el bibliotecario, o las bibliotecarias, que por allá abundan, y divagando sobre temas que acá el común de los mortales ni siquiera sabe que existen.

Eso es lo que me llevó a escribir el título de esa entrada comenzando con un rotundo y antipático 'yo': salvaguardando distancias de lo que sería considerarse un 'blogstar' -cosa que no soy-, pero sintiéndome feliz de que las horas y horas buscando aquí y allá sirven de algo, y no son tiempo muerto.

En el PLGO son contados los visitantes, y el grupo en el yahoo es elitista, y vaya que esto último muy a mi pesar: me gustaría no ser el único mexicano dado de alta en el grupo, y sobre todo, en ningún momento pretendo que se me dé una categoría intelectual que, a pesar de todo, sé que carezco:

no tengo estudios doctorales ni de maestría ni de licenciatura en los campos que más me gustan, y eso quizá por la simple razón de que desde mis ocho años detesté leer a fuerza, y mi madre me dió la oportunidad de leer lo que se me viniera en gana y a la hora que se me diera la gana.

Cuando llega algún miembro al grupo o al blog buscando ayuda, preguntando si alguien ha podido localizar un libro que posiblemente jamás veré impreso en papel por la triste razón de que no tendré dinero para comprarlo, siento la sana obligación de compartir la angustia de alguien más que pudiera sentirse solo enmedio de esta red de redes omnicientemente inalfabeta.

...y es entonces cuando agradezco lo que la vida me ha dado, eso poco que sé que los demás no saben, y esas habilidades que sin darme cuenta y sin quererlo muchas veces me ayudan a aguantar hasta ocho o diez horas pegado a un monitor sin que me duelan los ojos y sin que se me cansen los dedos.

Esa es la razón por la que difruto blogs que harían poner el grito en el cielo a las viejitas persignadas de mi pueblo, blogs donde he encontrado el ingenio y un ingenio lúcido, sin faramallas de blogstar o experto en comunicaciones y medios.

Valoro muchísimo el ingenio de Sender, de Mario, de la Conflictiva, de Tazy, de Luda, de Simitrio y de vos. Porque también veo que no es un ingenio gratuito: si observamos detenidamente, nuestro campo de acción es reducidísimo, y nuestros lectores forman con nostros una sociedad que para los demás bien pudiera ser una 'Sociedad de los bloggeros muertos' -creo que ya hay alguna por allí.

Por eso: agradezco al Google el favor que me hace lanzándome a la punta del iceber, y también me llega el azoro de que estoy, en cuanto a ranking, sobre otros que bien merecerían, y sin dudarlo ni un solo momento, aparecer en ese lugar.

Confío y espero que dicha situación dure poco, y cualquier punto a favor de esa 'fama' que no tengo la merecen con frecuencia los autores de quienes escribo.

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