A Mario Rosaldo

Quod scripsi, scripsi!


Siempre es un gusto leerle, Mario.

La noticia más reciente que tengo de usted es de fechas pasadas, cuando publiqué un comentario deliberadamente racista en contra del sr. Barack. Lo que me extrañó muchísimo fue esa buena fé que permitió que en otro nivel usted pudiera encontrar un sentido que originalmente no pensé pudiera existir en esa entrada, y resultó que en lugar de parecer racista mi comentario sobresalieron del sujeto mismo del comentario las actitudes y el carácter de exclusión que supone todo -ismo.

No entraré en ese tema, tan llevado y acarreado en los días que nos han tocado vivir, bastante tengo con la banderita invertida a la derecha del blog, que me pesa pero allí estará y se quedará hasta que algo más no suceda. Así que respecto al racismo diré que no soy tan cabeza hueca que promueva un racismo 'activo' o 'militante' por cuanto me ha tocado ser víctima del mismo en un par de ocasiones, y sobre todo, en este mundo tan cibernéticamente autónomo del internet. La cuestión de las razas pocas veces tiene que ver con diferencias 'de facto', y subyace bajo el racismo el sentimiento de inferioridad infantil de quien se siente en desventaja respecto de alguien más.

Apuntando de frente al sr. Barack lo que advierto es el peligro de una etnia o sector social que de repente se ve con una figura en el poder tan importante como lo es la presidencia de los E. U., y que puede manifestar -y manifestará, estoy seguro- las amarguras que han tenido que callar de una u otra forma en el último par de siglos por lo menos. A este respecto, y teniendo un común denominador o punto de referencia, veremos que no seremos los mexicanos quienes saldremos beneficiados de esta situación: la ceguera pocas veces es ceguera a medias y con frecuencia es constante y abrupta, decisiva en su funcionamiento.

Así, pues, Mario: agradezco su comentario, y realmente que le echo de menos en sus entradas en sus blogs de arquitectura: no los descuide, en verdad que son memorables.

Salud.

Francisco Arriaga.

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