'Ora qu'entierran deoquis, ámonos muriendo todos!

Quod scripsi, scripsi!

Era una frase habitual en labios de mi abuelo.  Y según parece, tuvo su origen enmedio de la guerra cristera, cuando los muertos eran tantos que los enterradores pasaban todo el día llevando muertitos a sepultar donde Dios les diera licencia.

Y ahora con esa faramalla de la pena de muerte, y el enconado encontronazo entre partidos políticos, pocos comentarios he oído en la semana en curso, y durante la semana pasada, donde se trate el tema de una manera coherente y desapasionada.

Sólo un par de abogados parecen tener conciencia del paso peligrosísimo que estamos a punto de dar.

Una abogada cuyo nombre no recuerdo dijo casi literalmente hablando: 'México no puede caer en una situación donde la justicia sea un mero revanchismo. La justicia como revancha y en manos del estado es algo grave y delicado'.

Y un abogado: 'México no está preparado para instituir la pena de muerte, ya que el error humano en los procesos penales es abrumador, y con la pena de muerte cada error del sistema será un error irreparable. Con la situación actual que se vive en los procesos judiciales, se corre el riesgo de que los errores penales sean absolutamente irremediables'.

Esto significa a grandes rasgos: la ley del talión es revancha, nó justicia.

...y si se aplica la pena de muerte, pues ágüas! Porque en México quien tiene dinero sale libre de la cárcel con todo y las pruebas periciales que se quiera en contra. El dinero compra jueces y policías y ministeriales. Y también en México quienes roban un jabón de Soriana, o un osito de peluche del que sólo se tiene una fotografía borrosa como prueba, pasan años antes de que se les inicie proceso; también habrá una fila formidable de reos o enjuiciados que serán procesados y llevados a la pena de muerte por una justicia falseada y corrompida desde sus inicios.

El gobernador de Coahuila lo dijo 'No se puede tener piedad con esos animales', hablando de secuestradores y demás. Y me pregunto por qué en lugar de estar proponiendo la pena de muerte no haya quién se ocupe de los problemas que sí se pueden solucionar: las tasas de interés fantásticas que cobran los créditos bancarios, la expropiación de Telmex de manos de Slim, los intereses absolutamente nebulosos que se cobran por medio del Infonavit, o los aguinaldos de cuento de hadas que se llevan diputados y senadores mientras el pueblo sufre con un salario de miseria que ya no alcanza ni para la canasta básica.

Pero es lo de siempre: la publicidad es fácil hallarla picándole las costillas a los vecinos y a los ciudadanos, pero hacer el bien a los demás, buscar el ejercicio pleno del derecho es más difícil, y por hacer las cosas bien nadie nos dará una palmada ni un reconocimiento -no aquí en México-, porque aquí los únicos que hacen cosas buenas son 'las buenas gentes'.

...Y ser 'buena gente', en México es un sinónimo de ser 'un completo pendejo'.

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