Ecumenismo

Israel Tavizón tiene un blog que vale la pena visitar. Crítica dura y sin concesiones, es claro en sus argumentos y eso es algo que hoy día se valora.

Le hice un comentario sobre el espinoso tema del antisemitismo manifestado por algunos sacerdotes lefebvristas, y en su respuesta resaltó una tendencia ecuménica que no advertí en mi propio comentario, de hecho, tal postura no va en tenor de un ecumenismo como tal.

Ayer quise responder a esa respuesta mas el intrincado sistema que tiene para permitir comentarios me rebotó la entrada y me quedé con las ganas.

Así que rápidamente anotaré que:

Desconfío del ecumenismo como una salida fácil para el diálogo interreligioso. Sobre todo cuando no puede obviarse que el tan llevado y traido ecumenismo actual es el sucesor directo de un término que la Iglesia quiere hacer desaparecer y de manera urgente, tanto de la memoria de los fieles como de las intenciones de sus ministros: la apologética.

El también manifiesto sentir a-religioso [que no necesariamente significa ateo] de Israel Tavizón no es un impedimento para emprender un diálogo que sobrepase los límites del intercambio de visiones religiosas, es más: lo recomendable es quizá saltar desde los terrenos de la religión [base y punto de partida] para llegar al más puro intercambio de ideas, no como una mutilación [entendiéndose esto como alguien que consigue desprenderse de algo para ser algo completamente distinto] sino como la afirmación inobjetable de que se ha llevado a cabo una reflexión personal profunda sobre lo que se cree, lo que se dice creer, y aquello en lo que se descree.

Por tanto no me parece que mi respuesta haya estado 'a priori' matizada con el ambiente ecuménico tan en boga, sino que sólo buscaba puntualizar la cuestión tan delicada y dolorosa que se ha presentado últimamente cuando a sacerdotes lefebvristas se les quiere hacer pasar por sacerdotes católicos: parecen lo mismo pero no son lo mismo. Y los medios de comunicación se valen de esas confusiones para vender más, sirviéndose magníficamente del morbo de la gente, encantada de por sí de notas rojas, amarillas, y todos los colores más fuertes y contrastantes que se quieran.



Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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