Via crucis

El camino de búsqueda -y la forma de encontrarse de frente- con Dios es personal, y puede llevar a un desencuentro real. Tales, desencuentro y encuentro, son unívocos, resultado de una experiencia que no es posible transmitir íntegramente, por más que alguien dispuesto a compartir dicha experiencia haya seguido el mismo camino. Los irreductibles del sustrato conciente previo hacen que la intención tope frontalmente con la capacidad receptiva del interlocutor, y aunque exista el ambiente idóneo y propicio para recibir los atisbos de esa experiencia, lo preexistente -el cúmulo íntegro de vivencias concientes y subconcientes- marcarán una diferencia que, aunque pudiese considerarse infinitesimal o tendiente a cero, diferenciará efectivamente la manera en que emisor y receptor entienden y procesan aquello que se desea compartir. 

El pesimismo como una manera positiva de exponer la imposibilidad de comunicación allende ciertas limitantes no entra en este proceso, así como tampoco la recreación de factores óptimos conllevará la esperanza 'optimista' de que el resultado sea el mismo y pueda llegarse al trasvase vivencial.

En ambos casos, tanto como si la intención de trasladar aquello que se posee en el ámbito de la esfera individual entendida como un conjunto bien determinado de procesos y preexistentes psicológicos, mentales, espirituales e incluso, sociales, se lleva a cabo con éxito como si nó, la conciencia de los involucrados juega un papel determinante. Al recibir la moción que obliga a mirar en cierta dirección, el receptor deberá cubrir con su propia intención y deseo lo que falta de aquello que efectivamente ha recibido, y al momento de transmitir el contenido vivencial que se desea, el emisor ha de tener idóneamente una conciencia recta y positiva para no quedarse o reservarse absolutamente nada de lo que desea transmitir. Es aquí donde el paso de ser un simple guía a un maestro, en el sentido de quien sólo enseña y quien en verdad alecciona, muestra el verdadero peligro de ceder a caminos fáciles, o resultados rápidos. El equilibrio perfecto entre lo que se transmite y comparte a cierto ritmo, y lo que recibe y asimila en ese mismo ritmo marcará qué tanto le será exigido al receptor para completar con su propio esfuerzo aquello que el maestro dilucidará en su conciencia, incitándolo a recorrer parte del camino en completa soledad, por más que se hayan indicado escollos, problemas o situaciones adversas que se han de enfrentar conforme el avance vaya presentándose.

En este sentido, cualquier proyecto de vida bien cimentado, es decir, conciente, echará mano de las propias limitantes sin subyugarse a ellas, y buscará efectivamente suplir las propias limitantes buscando una guía y una enseñanza que le permitan sobreponerse a las deficiencias naturales, y ayuden a seguir formándose una idea más clara y apta, tanto en el nivel intelectual como en el nivel psicológico, de aquello que se persigue.

Tal es el sentido del 'corazón contrito' y 'humillado' de la Escritura: sólo adquiere un sentido verdadero cuando el ser humano se percibe como dispuesto a la enseñanza, y al camino de esa enseñanza que se ha de recorrer para pasar del aprendizaje a la vivencia, salvando escollos y superando las limitaciones, sean propias o ajenas.

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