Celibato

Frecuentemente, y sobre todo en las clases de moral, catecismo e historia sagrada, se nos decía en el seminario que cuando un seminarista ortodoxo terminaba su formación teológica, era enviado a trabajar en una parroquia generalmente un par de años, mientras dilucidaba si su vocación al sacerdocio la viviría en compañía o nó de una mujer, quien le acompañaría como esposa y se uniría a él sacramentalmente para llevar a cabo su ministerio.

Y se nos decía, además, que una mayoría de seminaristas -posteriores sacerdotes- optaban por no casarse. 

Si pensamos que efectivamente, la realidad social de la Iglesia Católica Apostólica y Romana es la exclusión a priori de toda discusión sobre este delicado -y doloroso asunto- cuando se mira a la luz de la iglesia ortodoxa, que también tiene un buen número de siglos acumulados en su historia propia, se verá que esa afirmación de una mayoría de sacerdotes que optan por el celibato en el credo ortodoxo quizá es un buen cuento o fábula moral para exhortar a los jóvenes que no son ortodoxos a tomar la sotana renunciado de una buena vez y por todas a cualquier idea sobre una vida acompañado de una mujer.

El viernes por la noche, y mientras reinstalaba un molestísimo windows vista home basic edition, contacté con un miembro del grupo de Patrología. Resultó ser ortodoxo, seminarista a punto de terminar su licenciatura en teología, y que presentará su examen profesional en esta semana.

Resultó también que entró en contacto vía messenger con el P. Stefan Zara, y ha de haber conversado largo y tendido, visto que los dos son rumanos y les atañe la misma realidad. Hay algún otro sacerdote ortodoxo en ese grupo: el P. Dorin por lo menos, así que se encuentran entre pares.

Platicando detalles preliminares llegamos a los años que estuve en el seminario, y me comentó en su inglés coloquial 'Become an orthodox! we can have wife, if we like...'

Esto lo dijo en una conversación informal a través del messenger, dentro de un contexto bien definido, y que ambos compartimos quizá desde distintos credos y distintas realidades, pero me ayudó a constatar que efectivamente, aunque el celibato pudiera ser ensalzado una y otra vez en la Iglesia Católica Romana, quizá la idea de que eso es general incluso entre seminaristas ortodoxos, no es tan cierta como parece. Y desprendiéndose de este contexto, algunas otras visitas que recibe ese blog de patrología de sacerdotes ortodoxos que se muestran orgullosos de serlo y con sus esposas también sonrientes y orgullosas no dejan muy bien parada la idea de que el celibato sea a priori una realidad que existió desde los primeros años de la iglesia.

No entraré en hermenéuticas, porque no soy hermeneuta ni teólogo, sólo apuntaré y a modo de apostilla algo verificable por quien desee hacerlo:

En el episodio donde Simón Pedro lleva a los apóstoles y al Maestro a casa, encuentra a su suegra enferma. Jesús se apiada de ella y le dá la sanación, ella se levanta y comienza inmediatamente a servirles.

No veo en ningún lado que Jesús le haya dicho a Pedro que no viera a su mujer -por algo tenía suegra-, tampoco que deberá renunciar a su suegra para ser un apóstol y discípulo, tampoco que se escandalice por el hecho de que Simón Pedro tuviera mujer y suegra y quizá hijos. Por más hermenéutica, retorcimientos y explicaciones que quieran darle los teólogos católicos al celibato, los argumentos se derrumban con la sola escritura. Y aquí me detengo:

No será efectivamente más sano para los sacerdotes el tener la facultad de vivir su ministerio como seres afectiva y psicológicamente complementados en y por una mujer que quiera también vivir su vocación al matrimonio y ayudando a la vez a alguien que desea perdurar en la vivencia y realización de un ministerio como lo es el sacerdocio?

No será ese celibato impuesto a los sacerdotes católicos romanos exactamente lo mismo que quería Simón Pedro al pretender que todos los gentiles se circuncidaran para poder ser efectivamente cristianos? Me parece que aquel Simón Pedro, y algún otro Simón Pedro posterior -para entonces llamado 'Papa- hicieron efectiva la norma, esta vez intercambiando la renuncia al prepucio -circuncisión- por la renuncia a la mujer -celibato-.



Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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