Creer hoy día [Apostilla para Caro]

Aún sabiendo que los enunciados fáciles no son comúnes -y más bien, inusuales- en tus comentarios y en tu blog, hay una frase que no puede dejar de causarme cierto desasosiego cuando la leo escrita por vos:

'Aunque se llegue a nacionalizar y legalizar el aborto, a ninguna mujer se le obligará a que se haga uno'.

Las leyes son tales porque precisamente obligan, directa o indirectamente, a hacer algo en determinado sentido. Y no hablaré de riesgos inexistentes, sino de situaciones palpables, por lo menos 2. La primera y más lejana geográficamente, aunque reciente cronológicamente: la niña de 9 años víctima de estupro a quien se realizó un aborto en Brasil, y sobre quien recayó -junto con sus padres y médicos encargados de llevar a cabo el aborto- una 'excomunión' automática por parte de algunos jerarcas, y por parte de otros la justificación y validación de tal decisión, al ser inhumano dejar morir a la niña de haber permitido que el proceso de gestación siguiera su desarrollo.

En México, más cercano geográficamente hablando, pero más lejos en el tiempo, tenemos el caso de Paulina, la niña de Mexicali, 'a quien se le impidió abortar después de resultar embarazada por una violación'.

Parecieran las dos caras de la moneda, y que implican posturas irreconciliables entre sí. Afortunadamente, no es así. En el caso de la niña brasileña, la vida de la niña estaba en peligro, por descontado el fruto de la violación también moriría de permitirse a esa gestación llegar a su punto final. Se opta por el aborto como una medida necesaria, aunque no deseable. Lo de excomuniones y demás es otra cosa -asuntos que quizá fuera del círculo católico a nadie más pudiera interesarle-.

En el caso de Paulina tenemos una situación distinta: el dolor, la vejación, el abuso y la violación son algo que nadie, hasta el momento, ha negado. La cuestión aquí está en el embarazo fruto de ese dolor, vejación, abuso y violación: salvaguardar la vida gestándose que tampoco tuvo la culpa -al igual que la madre- de que alguien decidiera violentar de la forma ruin en que lo hizo, la dignidad y la persona de Paulina.

Quizá en ambos casos lo más sencillo de dirimir sería hasta qué punto la ética y la moral avalan o nó un aborto, y dicho cuestionamiento pudiera ser sacado adelante sin tocar un solo punto de ideologías y dogmas y doctrinas religiosas. Pudiera y sería lo idóneo.

Desafortunadamente en México no puede obrarse de esta manera, ya que la corrupción advertida en el gobierno ha tocado en lo más hondo la 'conciencia moral' del pueblo en su totalidad:

Si alguien quiere ver las contradicciones que se encuentran tras la mencionada legalización, y un montonal de parejas y mujeres solas que optan por realizarse abortos en el D. F., dése una vuelta por aquí y después me cuenta cómo le fue. Los argumentos religiosos asoman -poco- y son automáticamente desechados. Lamentablemente, argumentos lógicos, racionales es algo que también es desechado a priori, y vemos hablando y quejándose y pidiendo informes a personas contentas de dejar de serlo, viviendo una animalidad a flor de piel, y renunciando a toda responsabilidad sobre las propias acciones. Ese es el trasfondo de la situación, se rehúsa la propia responsabilidad para dejarla en manos del estado, con los riesgos y peligros que esto supone.

Entre los comentarios que leí, preguntas con su puntual respuesta, ninguna justificante encontré que realmente validara el que cualquiera allí se realice un aborto, la razón más argumentada, los problemas económicos.

Recordemos precisamente que por cuestiones económicas en China se ha optado por la esterilización masiva, y lo que para el Distrito Federal resulta amparado y avalado por la ley, nomás al volver los ojos hacia China nos parece una transgresión a los derechos humanos más básicos y elementales.

Caro: no pretendo ni adoctrinarte ni 'corregirte' sobre lo que has manifestado con claridad y sencillez en más de una ocasión en tu blog, lejos de mí siquiera pensarlo. En cambio, lo que es mi intención plena es dejar claro y un poco más entendido cuál es mi concepto y mi visión personal y particular sobre este asunto, y en especial ese postulado que según recuerdo, ha aparecido en un par de ocasiones en algunas conversaciones que hemos tenido.

Hasta donde alcanzo a percibir, el papel que juega la religión en todo esto, y dentro de ella el cristianismo como tal, es absolutamente claro y transparente. Se ha quitado a la religión como tal el derecho de opinar y actuar dentro de ámbitos jurídicos, alimentándola con las migajas que supone esa obtusa 'Ley de Asociaciones Religiosas'. Los creyentes mismos en cuanto tales han optado por dejar paso libre a gobierno, instituciones, individuos, dejándolos que hagan y deshagan a su antojo, seguros que tarde o temprano recibirán lo justo por el Creador.

Si se nos niega el derecho a participar activamente en estos asuntos que también nos atañen en cuanto a ciudadanos mexicanos que somos, entonces no podemos dar la espalda al papel que debemos jugar -aunque esto nos cueste un montón de adjetivos como 'mojigatos, mochos, retrógrados, absurdos, beatos' y demás- y que está, precisamente, en la denuncia puntual, sin dobleces y sin eufemismos: el aborto es el asesinato de un ser humano dentro del vientre materno, y una mutilación y violentación mayor de la diginidad humana de una mujer cualquiera, mayor incluso al estupro y la vejación que pudiera ejercerse sobre ella.

Salud, y ojalá -sé que también lo esperas- este México pueda ser mejor algún día trayendo un efectivo bienestar a cada familia, y que esto se traduzca en un auténtico y genuino respeto a la vida, y nó con fines proselitistas ni viciados como los que vemos utiliza el gobierno para matar en nombre 'de la salud' de mujeres, y de la 'economía' de las familias que recurren a esta lamentable medida.





Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

Comentarios

Angelitoski2 ha dicho que…
Solo para agregar que eso de que a ninguna mujer se le obligará… lo mismo se dice de el uso del DIU, y sin embargo veo que es al contrario, en los hospitales públicos se tienen que cumplir con números y esta obligados a convencer a las mujeres de usarlo, en mis dos partos se me ha insistido hasta el cansancio (y no valen razones más que las suyas), yo estaba convencida de no querer usarlos, pero que hay con quien no saben si quiere o no, pues que fácilmente es usada para llenar sus estadísticas. Apenas me enteré de un caso de una señora joven que le convencieron de ponérselo, pero cuando decidió quitárlo para buscar otro embarazo no quisieron hacerlo porque a las encargadas les pareció muy joven para tener otro hijo… y así bajita la mano imponen una voluntad, sobre la libertad de muchas.

Salud, y ojalá señor, sobre lo último, también lo espero.
Francisco Arriaga ha dicho que…
Crudo esto último que comentas, Doña Gely.

...hasta se me había olvidado cómo se las gastan aún esos señores del IMSS en los pueblos de Zacatecas: pasa todos los días, y desafortunadamente seguimos haciendo de la vista gorda.

Salud, y gracias por la visita.
Carolina García ha dicho que…
Querido Greg.

Quien mejor que tu para ser interlocutor en ese ejercicio personal de aclarar posiciones (así como tu también lo haces).

Para abordar con más detalle viene en breve una entrada como respuesta a tu apostilla.
De entrada, no recuerdo bien en qué contexto está la frase que citas aquí. Sin embargo, en un primer momento debo aclarar: una cosa es aprobar el aborto (o no) como deliberación ética, otra cosa es la perspectiva sobre el papel del Estado, el ejercicio de la gobernabilidad y las relaciones entre el papel de las instituciones, las concreciones morales en su figura de leyes y la subjetividad de los individuos. Ya amplío por delante.

¿Y quién dice que la Ley de Asociaciones Religiosas nos tiene amordazados para no ser partícipes con nuestra opinión, nuestra intervención en este asunto? Que yo sepa, sólo quienes estén registrados como ministros religiosos no pueden propagar posturas políticas, participar en el ejercicio de una función pública.. pero tratar el tema ¿cómo no?.

Abrazo y a seguir con la charla...
Francisco Arriaga ha dicho que…
Caro: qué gusto leerte, y qué puntuales tus observaciones -como siempre.

Ayer intenté contestar, mas algún error hubo en mi navegador que por más que hice el intento, me rebotó una y otra vez.

Así que sólo escribiré que espero con alegría ese pensamiento que está por quedar plasmado en alguna entrada de tu blog.

Respecto al contexto, sé que fue hace 'no mucho', en alguna entrada donde también toqué el tema del deleznable aborto.

Respecto a la ley de asociaciones religiosas, el problema está en que pareciera tomar a la jerarquía por todos los fieles, y eso deja automáticamente mudos a muchos de ellos -en el caso de los cristianos católicos así lo veo- y para muestras, las pasadas elecciones presidenciales donde 'el cuco' para asustar a los curas que se atrevieron a hablar de política desde el púlpito, era precisamente que se les retiraría el registro si no se abstenían 'de participar en la vida política'. El aborto para el gobierno ya no es una cuestión moral, mucho menos de ética: es algo que está aprovado 'y avalado por la ley', y por tanto, cualquier 'presión' que venga desde una asociación religiosa automáticamente puede ser nulificada pasándola al ámbito político, donde se supone que no tenemos ni voz, y mucho menos voto.

¿Qué me queda, entonces, a mí como cristiano católico?
Carolina García ha dicho que…
Esa pregunta es muy comprometedora mi querido Greg.

¡Nos queda mucho!

Si amordazan la opinión y la acción política de los clérigos y los ministrios religiosos, habemos muchos, muchos que no tenemos las mismas restricciones. Ahí mismo ubico un gran "poder" de la Iglesia (la obra de Dios y la defensa por la Vida puede ir mucho más allá de lo que se diga u opine desde las instituciones nombradas y las jerarquías religiosamente legitimadas).

Y como ya explicaré más adelante, pienso que incluso con la despenalización, así como se presenta la ley en el DF, tenemos mayor oportunidad de comprometernos con las causas y las consecuencias del aborto. Y por lo tanto de incidir. Que quede claro: para mí el aborto resulta deleznable, también. Tengo muchas y diferentes motivos para pensarlo así. El aborto lo miro así: un signo concreto de la cultura de muerte en una y otra época.

Salgo corriendo, regreso a plática con la calma que se merece...