Creer hoy día

¿Es posible ser un creyente, y más aún, ser cristiano, hoy día?

Por descontado suele asumirse como afirmativa la respuesta que debe ser dada a dicha pregunta. Mas cuando se analiza un poco la cuestión se verá que la aparición de posturas radicales que envuelven una respuesta o intento de respuesta a dicha interrogante fructifican dejando de lado el aspecto más difícil de la cuestión: hasta qué punto sigue siendo válido el cristianismo como tal, y hasta qué punto ha conservado una línea rectriz ininterrumpida que se manifieste en tal o cual credo.

Hace un par de semanas alguien afirmaba que la equivocaciones de los teólogos católicos podrían hacer en un futuro muy cercano que el catolicismo deje de tener la forma que le conocemos actualmente, convirtiéndose efectivamente 'en una secta'. Con gusto y sin miedo le cambio el 'podrían hacer' por el 'harán que': en este caso estamos jugando con cuestiones de 'número', y será una pérdida de tiempo y esfuerzo el intentar siquiera definir o establecer, con el número enfrente, cuántos católicos deberán quedar para que el catolicismo sea considerado efectivamente como una secta.

La teología 'de altos vuelos' impuesta desde el Vaticano ofrece poco por analizar, con la impronta de la infalibilidad papal y las penas de excomunión y los dogmas de fé, el llamado a cumplir ciegamente cualquier dictado teológico es norma, y jamás en los últimos siglos se ha obrado de otra manera.

Un ejemplo: hace veinte años, cuando estudié humanidades en el seminario, un sacerdote nos decía que la celebración eucarística se dividía en dos 'Mesas': la 'Mesa de la Palabra', y la 'Mesa del pan': esto es, que son dos elementos bien definidos dentro de la celebración, y que a conciencia del creyente era posible acudir sólo a la 'mesa de la palabra' o a la 'mesa del pan' para escuchar el evangelio o recibir la comunión eucarística, y cumplir sin ningún cargo de conciencia con el precepto de la misa dominical. A nosotros se nos decía, pero jamás escuché, en sermón alguno ni de él ni de otros sacerdotes formadores del seminario, que esto mismo le fuera dicho a la feligresía. Si de por sí, precepto de por medio y amenaza de cometer 'pecado mortal' al no asistir a la celebración eucarística dominical, las cosas estaban como estaban, ahora qué sería de la parroquia si a los fieles se les daba la opción de asistir en conciencia sólo a una celebración y dar por cumplido el precepto dominical.

Es decir, se negaba automáticamente a la feligresía la capacidad de ejercer una conciencia recta, o de obrar de buena fé, pre-juzgándola de antemano y reduciéndola a una masa informe donde la comodidad pareciera ser la encarnación misma del maligno.

Podría llamársele sobreprotección, cuidado del rebaño, preocupación por los fieles, o como se quiera, mas si en algo tan simple y llano como esto se ha obrado de esa manera, ¿qué se puede esperar en otras cuestiones mucho más complejas y delicadas?

En años sucesivos y en fechas recientes, escuchando afirmaciones de sacerdotes también sobre la asistencia a la misa dominical y la importancia de cumplir o nó con el precepto, no ha cambiado nada a lo que escuché hace veinte años. Confieso que ignoro si 'teológicamente' alguna nueva norma hizo que se quitara esa 'facilidad' de asistir sólo a una de las dos mesas, o si ya dejó de llamársele 'mesa' para llamarse de otro modo, y acallar cualquier intento de abuso sobre esta cuestión mínima.

Esos teólogos de que tanto se habla, ¿hasta qué punto tienen que lidiar con la vida cotidiana del hombre ante el televisor, del hombre frente al cajero automático y frente a la despensa y las tiendas comerciales, del hombre frente a la injusticia y el silencio impuesto por estados totalitarios y sociedades apáticas, del hombre como conciente de su limitadísimo campo de acción en la 'aldea global' que nos ha tocado vivir? Y otra pregunta más delicada y válida también hoy día: ¿hasta qué punto es el cristianismo actual, y dentro de éste el catolicismo, el descendiente directo, o el fruto de la enseñanza de Jesús de Nazareth? [...]


Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

Comentarios