Apropiarse de la tradición para vencerla

Sin concesión alguna, Simitrio Quezada arremete contra quienes piensan que La Novela o El Cuento, o El Poema llegarán solitos, dictados por las Sílfides en un arrebato de generosidad.

Es necesario nutrirse antes, sólo cuando se ha bebido suficiente de la tradición es posible morder, destrozar, dando paso al nacimiento de nuevas galaxias.




Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

Comentarios

Mario Rosaldo ha dicho que…
Alfonso Reyes, como buen helenista defendía el pasado. Los surrealistas, como buenos modernistas, defendían el porvenir. El diálogo no es posible en tales circunstancias. Sin embargo, Paz, considerándose un surrealista, no dejó de admirar a Reyes.

La idea de absorber el pasado para superarle es de Hegel, en eso consiste su visión dialéctica. Por eso, Marx decía a propósito de la filosofía: para superarla hay que estudiarla.
Sender Eleven ha dicho que…
Como todo son cuestiones de gustos de Reyes solo me gustan dos o tres poemas, que se me hacen bastante buenos, lo demas no me merece mucha atencion. Ademas existe mucho de nacionalismo en lo tradicional... y criticar es defender los gustos propios.
Francisco Arriaga ha dicho que…
Estimado Mario:

Como siempre, un gusto leer sus comentarios.

De Alfonso Reyes recuerdo haber leído en su introducción a la Historia de la Literatura Griega publicada por el FCE que era posible para un solo hombre abarcar el total del periodo helénico y alcanzar hoy día la erudición en dicho tema. Nadie mejor que él para demostrarlo: su labor como divulgador en México de la historia y la cultura griegas no tiene rival, y sus estudios de literatura recientemente se ha dicho que están escritos para ser leídos por literatos, a tanto llega la factura de sus escritura.

De Paz qué decir: tomó a México y lo proyecto de cara contra el porvenir, su poesía tiene imitadores a destajo, al igual que en su tiempo la obra de Borges tuvo imitadores, pero no creó escuela. Es lo que se resiente, de quienes estudiaron a Paz nadie hay que llegue a alcanzar -mucho menos a superar- al maestro, y esa es una asignatura que aún queda pendiente.

Lo de Hegel era inevitable: intentando llevar a cabo la síntesis a partir de su dialéctica no deja monumento en pie, y por tanto la proyección en la historia de las fábricas humanas no podían dejar fuera a ninguna de las artes: música, pintura, escultura, poesía, arquitectura, todo aquello que está incluso en la esfera eminentemente creadora tiene por fuerza una proyección al futuro, por más que siente sus reales y hunda la esencia de su sintaxis y su vocabulario -e ideas- en el pasado, por más clásico que este sea. Ya no es posible para nadie volver a escribir la Ilíada, ni la Odisea, aunque se conozca a la perfección la sintaxis, modismos y vocablos: se ha perdido la visión del mundo tal como la tenían los hombres homéricos.

Lo que nos queda es quizá un poco lo de Joyce: tomar lo preexistente y seguir brindando intentos de solución a los nuevos problemas que el hombre enfrenta día a día sin cesar.

Sender: los nacionalismos llevados por los fanáticos siempre devendrán en aminoramientos de lo que se pretende proteger. Si nó, mira a China y su cerrazón: sigue siendo el gran país comunista -con un capitalismo 'de transición' que no se ve por ningún lado- y los jóvenes que pasean por la Ciudad Perdida y siguen visitando la Gran Muralla se vuelven norteamericanos al primer intento.

Al parecer ese proceso es menos doloroso que el del mexicano 'medio': acá volverte gringo significa 'chingarte' y lamerle las botas a los norteamericanos.

Los nacionalismos de Reyes y de Paz son nacionalismos 'humanistas' más que 'humanísticos', de allí que su valía -aún yendo en distintas direcciones como bien apunta Mario- sean reconocidos sin ambages en todo el mundo, y sus textos siguen siendo leídos con interés y aprecio.

Y aunque la crítica nace del gusto, no puede olvidarse ni dejarse de lado la cuestión de la naturaleza de ese mismo 'gusto'. Si en México siguieran efectuándose los sacrificios humanos al modo de los aztecas seguramente que habría protestas por alguna parte de la población. El gusto por tales espectáculos/acciones seguiría siendo el mismo que hace quinientos años. Nos cambiaron el gusto los españoles, y como ya no podemos matar a nadie, ahora le damos carrilla. Criticable, pero a fin de cuentas, netamente mexicano.
Mario Rosaldo ha dicho que…
Francisco

Concuerdo contigo respecto a que no hay que dejar de lado la cuestión de la naturaleza del gusto, discrepo en cambio de tu aceptación de la idea de Sender, según la cual el orígen de la crítica es el gusto.

La crítica del gusto tiene su historia propia, ciertamente, pero el origen, o los orígenes, de la crítica del arte van más allá de los siglos XVII y XVIII. Para ser consecuente, alguien que se opone a la tradición debería rechazar también la tradición esteticista y académica de la crítica del gusto, rechazo que está en la base de la vanguardias y el movimiento moderno.

Precisamente, Reyes proponía ver el origen de la crítica literaria en la comedia de Aristófanes —haciendo a un lado las tragedias de Eurípides, e incluso el análisis histórico de Tucídides—, en parte para alinearse con todos aquellos que defendían un origen tradicional y clásico del arte y la literatura, pero también para oponerse a quienes buscaban un origen en la novedad de la ciencia y la tecnología.

La crítica del gusto, pues, tiene un origen clasicista. La crítica moderna aspira, en cambio, a tener un origen en la ciencia o la racionalidad sin perder por ello de vista la parte irracional de la actividad humana.