Davant Dius... versión mexicana



Confieso que lo había olvidado por completo.

Cuando Ángela escribió la oración, inmediatamente encontré el parecido con aquella oración-encantamiento occitano, aunque algo resonó en la memoria que no supe qué era. Pensaba exactamente en mis abuelos, cómo la hubieran ellos rezado, cuáles hubieran sido sus pausas, sus inflexiones de voz.

Y de pronto recordé que no aprendí esa oración porque mi madre no quiso.

Mi abuela -aunque Sender no lo crea- fue miembro de la vela perpetua por más de 60 años. Algunas veces me tocaba acompañarla, ella quedaba dentro del templo, rezando, mientras yo rezaba a ratos, a ratos me aburría y recuerdo que recorrí un montonal de veces los patios parroquiales, buscando entretener el rato, y preguntándome a diestra y siniestra cómo le hacía la abuela para aguantar ese montón de horas allí, rezando y rezando.

Un día mi abuela comenzó a rezar la oración, yo estaba a su lado, y realmente fue algo tan impactante que sentí el temor a algo que no sabía qué era, y comenzó a repetírmela, despacito, dos o tres veces.

Mi madre llegó con la comida, en unas vasijas de peltre, para la abuela y para mí. Cuando ella comenzó a acompañar a la abuela en los rezos de pronto no sé por qué, le dije que la abuela 'me estaba enseñando a rezar'. Y comencé.

Recuerdo que mamá se puso seria. Y le dijo sin rodeos y con el tono típicamente jalpense de madre preocupada: 'mamá, déjese de enseñarle esas cosas al niño'.

La abuela asintió y no dijo nada, ya no volvió a decirme nada de eso.

Yo tenía entre siete y ocho años, así que el recuerdo quedó enterrado, hasta este fin de semana.

Después escuché que el abuelo también rezaba la oración, pero en voz bajita, como si estuviera diciendo algo indebido, o como si le tuviera miedo al padrecito de la parroquia.

En fin, esa oración era muy común en Zacatecas, hasta donde puedo ver, y en efecto, se aprendía directamente y en la familia, como si se tratara de un secreto terrible.

...y tan terrible que hoy sigue dándome calosfríos, al igual que a Ángela que amablemente nos facilitó su transcripción.


Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

Comentarios

-ReD- ha dicho que…
Desde el otro dia que la leí pensé un poco en el temor de no tener fe.
Francisco Arriaga ha dicho que…
Lo que es más curioso es cómo los recuerdos también vamos haciéndolos según nos place.

Por alguna razón había enterrado este episodio, quizá por no 'cuadrar' con la imagen que tengo de los abuelos, es decir, la imagen que me hice de ellos basándome en mi convivencia de tarde tras tarde.

Nada tan personal como lo que se cree, de ello no hay duda.

Gracias por el comentario, ReD!
Angelitoski2 ha dicho que…
No creí que el tema diera para tanto...

Sigo recordando y vengo:

A mi madre atribuyo el haberla dejado de rezar, todo a causa de una cadenita que me llegó misteriosamente y que debía repartir a 13 personas, para que a su vez la hicieran circular sucesivamente. Pero decidí mejor consultarlo antes, pues no me parecía andar asustando así nomás, como me lo hicieron a mí. Por fortuna lo hablé con ella, quien con tranquilidad tomó el papel, lo rompió y me habló de ver a Dios como un padre amoroso, no recuerdo sus palabras pero, yo listilla, las apliqué para el Davant Dius mexicano y ya tampoco sufrí cuando conocí las cadenitas tan famosas en internet...

Una probadita de sabiduría de las madres zacatecanas.

Salud.

Angélica.