Las cosas simples

Como lo mencioné, recién salgo de una racha de dos semanas que casi me deja tirado en el suelo, desvelos, malpasadas, en fin, asuntos que no vienen a cuento.

En estas semanas, apenas tuve tiempo de tener a tiempo LLL, ni qué decir de componer o escribir algo extra. Tengo varias cosas en el tintero, y espero en estos días poder finalmente terminar lo que tengo pendiente de terminar, y escribir lo que tengo pendiente de escribir.

Por lo demás, la espera sigue siendo difícil, este cierre de año se me antoja pesadísimo, a cuál más.

Supongo que todo, y con todo, es parte del show. Así que gracias a quienes siguen viniendo por aquí, ya habrá nuevas noticias... o en el peor de los casos, algún video del llutuve.

Echo de menos las cosas simples: el café de la tarde, la música de Haggard o Jon Anderson, The X Files, despertar hasta bien entrada la tarde, las tortas de longaniza y esos tacos apestosos de Guadalupe.

Maldita sea, cómo duele a veces la distancia.


Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Las cosas simples son, normalmente, las que más disfrutamos, por eso las echamos de menos con más facilidad.

¡Ah, esos tacos apestosos!, sigue la deuda pendiente de pagarse, como la del café de la tarde con Simitrio, par de deudas embrujadas.
Francisco Arriaga ha dicho que…
Ya llegará el tiempo, eso sin duda.

Y entonces iremos de ronda: primero los tacos, luego el café, y para terminar, un buen tequila, o de perdido un cafecito de olla.

La única salida que tenemos y nos queda, es la de obligarnos a ser felices, pase lo que pase.
Unknown ha dicho que…
A ser felices no podemos obligarnos porque a fuerza hasta los calcetines se hacen holanudos y aprietan para afuera.

Sin embargo, lo que nos queda es no empeñarnos en ser infelices, y ya estaríamos dando el primer paso hacia la felicidad.