Requiem

Requiem

Circular designio,
ventana rota.
Límpidos cristales ceden:
aquí el aire insalobre
allá el aire escaso,
la noche inunda
las presencias luminosas
y hace de los recuerdos, uno a uno,
amalgama irreal de ocres,
quizá algo de ámbar
que escurre,
instalándose en todo.

La mitad de mis días tiene el acento
viejo de un arcón de roble.
La mitad de mis días tiene la luz
insoportable del sol en el cénit.

Circular designio,
la ventana rota.

Un instante
el dolor aparece y el dolor se instala.
Cambia la naturaleza de la carne
y la sutilísima lejanía de lo abstracto.
Cómo la materia se transforma en pensamiento,
cómo el pensamiento llega cristalizado
en forma de recuerdo.
Y sin embargo,
mis recuerdos no son cosas.
Los libros que recuerdo quizá ya no existen,
el paisaje que vi en 1994 es mío, nadie más estaba allí.
El abuelo cruzando alambrados y esquivando charcos
es un recuerdo que mi abuela no tuvo.
Pero ellos no están allí.

Circular designio
es la ventana rota.

Lo inverso es más complejo:
pasar del pensamiento a la materia,
dejar una idea fija por la escritura
ordenada y medianamente resuelta
que invoca el arte creador del principio divino
para sacar de la nada un conglomerado
de razones, de circunstancias, lugares y seres
-algunos de ellos los he sido ya,
algunos de ellos jamás los seré yo-
y jugar con la vida y la muerte,
tomando decisiones difíciles:
tú quedas, a tí te olvido.
Pero, a pesar de la dificultad
el paso monstruoso del concepto a la hoja
tiene un algo de divino
que causa adicción
-el escritor lo sabe,
el poeta lo sabe,
y el lector apenas lo entrevé-.

Circular designio
mi ventana rota.

Son dos las ventanas
abiertas de par en par
con las que enfrento al mundo.
Pero una sola basta
para lidiar y en el pleito
afinar la dicotomía:
yo tú
este aquel
nosotros ellos
ustedes nadie.
Curiosa manera de interactuar con lo externo:
la forma que tienen los espacios abiertos
me recuerda la irregular forma de un melón.
No es perfecta, busca la circularidad,
pero se conforma con aquello que está al alcance
de su efímera constante práctica existencia.
Pensar cuarenta años que las ventanas eran mías
y advertir sólo ahora que por fuera
tienen la forma de puertas abiertas de par en par.

Circular designio
circular derrota.

Francisco Arriaga.
México, Frontera Norte.
09 Marzo 2011. 


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Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Estimado Arriaga, esto de hace dos años y medio aplica para tí también.
Srita. Axolotl ha dicho que…
guauuuu Don Francisco, dirìa que bonito, salvo que ese no es el adjetivo adecuado, no soy tan buena con las palabras como quisiera, asì que perdona mi simpleza: ¡me gustò mucho tu poema!