Rango: un viaje animado en la hiperrealidad

Retomando ciertas elucubraciones en donde las dejé hace un par de semanas, ahora le toca a esa película simpática y complicada titulada 'Rango'.

Por si fuera poco y para comenzar, la voz del animalillo en su versión norteamericana cuenta con la presencia de Johnny Depp, quien usualmente no se presta a proyectos meramente superficiales o comerciales.

Los cuadros iniciales son un repaso a las técnicas dramatúrgicas, y la relación extraña que siempre existirá entre el actor y los personajes que interpreta. Algo que también funciona y seguirá funcionando en otros filmes y en otros géneros, como 'Swordfish' donde Travolta inicia citando a diestra y siniestra guiones y tramas, intentando dilucidar dónde termina la ficción y comienza el mero espectáculo.

El animalillo y sus correrías se extienden por un pueblo llamado 'Dust'. Sus peripecias están acompañadas por un conjunto de mariachi estilizadísimo, que hace uso y quizá un poco de abuso, del falsete, fioritura muy mexicana que es dominada por verdaderamente pocos cantantes extranjeros.

Pero el acompañamiento de mariachi juega con armonías por demás irreales, en lugar de cantar falsetes con extensiones e incrementos -esa subidita de medio tono en el medio del canto-, ese mariachi juega con decrementos, lo que hace por demás difícil mantener las armonías en su punto.

La versión traducida o doblada al español latinoamericano es muy rica, pero en esta ocasión, el doblaje aunque impecable, pierde en demasía ante la sintaxis norteamericana.

Los diálogos en inglés están salpicados de mexicanismos y también alguna que otra palabra muy española, como 'cojones'. Sí señores, esta 'película para niños' se dice explícitamente 'cojones' en una canción cuya letra está mayormente escrita en inglés; incluso en una escena se permite un 'yo're a son of a bitch', recortado por el silbido agudísimo de un halcón.

Acostumbrados a las comedias que echan mano de elementos 'muy mexicanos', como las películas de El Zorro interpretado por el Banderas, es complicado advertir la profunda ironía del filme. Rango es una película irónica, y está pensada para el público norteamericano, nó para los mexicanos.

Esa 'ética norteamericana' que tanto deslumbró e impresionó a Borges, supura aquí cuadro tras cuadro. Al hacer una toma panorámica de una ciudad muy parecida a Las Vegas no juzga ni absuelve, aunque calladamente ensalza y en ningún momento denuncia o reprende: el agua que sirve para regar los pastos y llenar las fuentes artificiales es agua que falta en otros lados, matando y aniquilando, sin que a nadie importe.

Lo curioso de este filme es que es un western sin llegar a serlo. Están todos los elementos del western clásico, incluso un homenaje a Clint, en un personaje que busca tesoros enmedio del desierto y aconseja al héroe que retorne y no se deje vencer así nomás.

Están los elementos más fácilmente identificables de la sociedad norteamericana: esa innata facilidad para el comercio y también su ingenua seguridad, basándose en un amor propio demesurado.

Tenemos los elemento más burdos e inmediatos de las creencias religiosas como paliativo y excusa de todo y para todo, y también la degastada y descastada podredumbre de los clanes familiares más conservadores y añejos.

Todo ello cupo en esta película, que hay que mirar no una ni dos, sino tres o diez o quince veces, para comprender cómo y hasta qué punto, Rango es un filme que se permitió hacer un viaje en esa hiperrealidad que tanto le debe a Umberto Eco, y que ha dado películas lamentables, y quizá una o dos verdaderamente interesantes, Rango entre ellas.

Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.