Pógüerpoints.

A Simitrio Quezada.

Non plus ultra, la capacidad de abstracción y manipulación de conceptos es el alma y sostén del intelecto humano. El fenómeno mismo de la memoria, la capacidad de experimentar emociones, de percibirse como un ser entre otros seres, todo ello es personal, intransferible, y sólo puede abordarse desde el punto de vista de lo inmaterial, siquiera en el momento de su nacimiento o creación.

Por ello, las emociones -activa y pasivamente- son susceptibles de ser manipuladas, ignorándolas, amplificándolas, o sometiéndose a ellas. La unión entre esa esfera inmaterial llamada 'psique' y la reacción física -incluso como decisión de 'no reacción'- define en buena medida lo que somos, y la manera en que interactuamos con nuestro entorno.

Si la capacidad de abstracción cesa, estaremos privando al intelecto o psique de una parte fundamental e incluso, esencial, de su naturaleza. Esa capacidad de vislumbrar en un trozo de madera el mueble futuro, o en el linzo en blanco la pintura que aún no existe, todas esas tareas requieren la instrospección, y una depuración especializada. Para conseguir los efectos deseados, la fabricación del banquillo o el trazo y dibujo del cuado al óleo, el intelecto no sólo manipula conceptos sino que impone una lógica, tan variopinta como sujetos existen en este mundo. Esa técnica, unida a la lógica y la destreza, es lo que se conoce comúnmente como 'estilo'.

Tenemos, entonces, un ser humano que se encuentra inmerso en el mundo, rodeado de otros seres humanos, quienes también se insertan en el discurrir diario con su propia visión del mundo, y con sus propias herramientas intelectuales y emocionales.

En este horizonte, y tal como he apuntado más arriba, es impensable siquiera el pretender que lo que percibo como un ser, un objeto o un sujeto, cristalizado y materializado en el mundo, pueda ser percibido de la misma forma por alquien más que no sea yo. ¿Cómo se salvaguarda entonces el conocimiento, la transmisión de un saber, sin caer en el absurdo, o en una negatio ab principiis?

Precisamente por la capacidad de abstracción.

Cuando Platón hablaba de ideas y arquetipos, de un solo brochazo solventó la situación o problema de la instransmitibilidad del conocimiento, y curiosamente, hizo presente en el mundo la idea y concepto de 'idea' y 'concepto'.

Las matemáticas son el reino que se fundamenta en ello. Y si se atiende a esa capacidad indispensable y necesaria de abstracción para poder entrar en ese reino, encontraremos que aunque plagadas de gráficos y formas, estos últimos son sólo el resultado e incluso, un estorbo para las matemáticas más altas. O especializadas si se quiere.

Mas el hombre promedio, y el estudiante actual, ha perdido de vista este fenómeno, dándole una importancia a lo 'visual' que no se pensaba siquiera hace diez años. La exposición de clase, que podía y debía llevarse a cabo con una cartulina y pintada a plumón, hoy es impensable sin una presentación por lo menos de power-point. Y si tal presentación no contiene dibujos, gráficos, y se permite sólo agregar texto, generalmente se considera que es una mala presentación o cuando menos, una presentación defectuosa.

¿Cómo ha de ser defectuoso, incompleto, inferior, una herramienta o un utensilio que permite y obliga al estudiante o al mero espectador, a echar a andar esa maquinaria maravillosamente atrofiada que es el intelecto humano?

Pero la pedagogía dice otra cosa. Y la psicología y las demás disciplinas que conforman el plan académico en curso: lo que no es visiblemente atractivo no funciona, no se queda, y no puede llegar hasta el estudiante, por más que se intente.

No descreo de la tecnología. Mas descreo del uso indiscriminado de la tecnología y finalmente, en el resultado pretendido, dar información fácilmente asequible al estudiante, al espectador, al curioso.

Y no se piense que esto sucede sólo en los niveles más básicos del proceso de enseñanza. Basta con ir a Slideshare y se verá hasta dónde las exposiciones de clases hechas por quienes buscan un doctorado o una maestría -un posgrado cualquiera, en fin- echan mano de las 'presentaciones' una y otra vez, abarcando el abanico más extraño de dimensiones, formas, dibujos, fondos, trasfondos, y donde lo accesorio, es la información, que debiera tomar un lugar esencial y primordial por sí misma. La 'exposición' pasa así, a un segundo plano.

Se exige a los estudiantes que renuncien a la capacidad de abstracción. Y se les obliga a que su pensamiento 'creativo' pueda manifestarse en un organigrama, o en un diagrama de flujo, o en un mapa mental.

Y quienes exigen esto mismo, y adoran a los grandes genios del intelecto humano, olvidan precisamente que la genialidad, la excelsitud, radica precisamente en aquello que escapa de organigramas, diagramas de flujo y mapas mentales: la chispa de lo divino, que todo hombre tiene.

Pero una chispa cualquiera basta para iniciar un incendio, y eso es lo que quieren evitar a toda costa los grandes magnates de la educación y los directivos de las más prestigiosas escuelas y academias del mundo: un pensamiento que sea capaz no sólo de poner en entre dicho el sistema actual, sino de superarlo y proporcionar soluciones a los problemas actuales, esos que pueden plasmarse en un pógüerpoint con una imagen, y ser reemplazadas por otra imagen menos escandalosa, con un solo clic.

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Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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