¡Santos charros gringos, Barman!


No hablaré de ese Charro de Oro a quien el preciso de los Yunáites ha supuestamente ensalzado y alabado, y a quien muchos mexicles sueñan con ver cantando en la CasaBlanca.

Ese niño sufre la pesadísima herencia de la migración transcultural, y el nada deseable conflicto de identidades contrapuestas.

Hablaré rápido, y de pasada, de los norteamericanos, acostumbrados al espectáculo, uno de los últimos bastiones del mundo en donde el 'pan y circo' sigue siendo tan válido como en tiempo de los emperadores y césares romanos.

El hecho de endiosar hasta el hartazgo, en esta tierra, la música y letra del himno nacional, es algo en lo que parece coincidir la población de Estados Unidos. Otra cosa muy distinta sucede con la bandera, también objeto de culto en este país, en Estdos Unidos puede encontrársele impresa, grabada, en todo lo que ud. guste y mande.

El himno, o los himnos, son tratados con la misma reverencia.

El desarraigo de quienes salen huyen de este país, origina un conflicto violentísimo, al no poder seguir tratando a los hijos 'como si aún fueran mexicanos', y la dura realidad de percatarse que allá 'las cosas son de otro modo'. Esto puede constatarlo cualquier familia mexicana emigrada, y cualquier hijo de vecino 'nacido allá, pero con raíces mexicanas'.

Si el esperpento que es el invitar a un extranjero a entonar el himno propio, es todo un espectáculo de masas, lo es más aún el hecho de que a un extranjero se le permita hacerlo vistiendo el 'traje típico' de otro país. Sin ir más lejos, el afán globalizador de los norteamericanos es tal, que los turistas 'típicos' no dudan en ponerse cuanto abrigo, gorro, sombrero, prenda de vestir sea propia, autóctona, exclusiva del lugar que visitan. Por ello serán los primeros en calzarse huraches de cuero y ponerse un sombrero 'de gorrudo' si van a Messico a mirar el desfile del 20 de Noviembre, o un pulcro, correcto y carísimo sombrero de charro al ir a Garibaldi.

Para que entienda ud. de qué va esta perogrullada. Un equivalente de lo que hizo el niño charro un par de veces -si la memoria no me falla- al cantar el himno de los Yunáites vestido de charro, sería cualquiera de los símiles encontrados en la lista siguiente:

El Himno Nacional Mexicano cantado:


-Por un nazi vestido de militar con la svástica en el brazo.
-Un miembro del Ku-Kux-Klán vestido con su capucha blanca.
-Un cosaco macerado en vodka, bailando en cuclillas.
-Un indígena amazónico, tatuado y vestido sólo con un taparrabos.
-Un monje budista revestido de túnica anaranjada.

Se vería chido, ¿nó?



1625.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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