Del establishment más rancio a los trofeos de oropel: ¿qué se premió con el Oscar?


Justifiquemos, antes que otra cosa suceda, esta entrada. Si el director, muy a su pesar nacido en México, ha guardado su distancia y declarado que fue necesario irse del país para triunfar, y más aún, echarle en cara al cine mexicano lo mucho que ganaría si filmase en inglés, entonces claro que podemos hablar del establishment, y del status quo que permitió dicho triunfo.

Tenemos, por un lado, a la revista Time haciendo de las suyas, con un presidente que se luce en el ámbito internacional, mientras lleva al país a la ruina. Intentando que los grupos de autodefensa no proliferen, y encontrándose con un polvorín entre las manos que está a punto de estallar, arrasando con lo que encuentre a su paso.

Y por otro lado, encontramos que el filme, hecho bajo las más estrictas normas y ética norteamericanas, es la apoteosis de una serie de filmes centrados en la 'carrera espacial' que ya ha dejado de ser tal, y de la que Norteamérica se ufana haberse hecho con Marte, por ejemplo.

Los intereses económicos y políticos de Norteamérica no pueden seguir centrándose en el Medio Oriente. Si se ha demostrado que precisamente el petróleo traducido en unos cuantos e insignificantes miles de millones de dólares produce también una indeseable plataforma sobre la que no quiere seguir sacrificando soldados 'en aras de la paz mundial', entonces sólo queda volver la mirada al sur.

Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos, reza la canción.

Y si para estrechar los puentes y los vínculos de cordialidad y buenas intenciones necesitamos premiar y conceder lo que haya que premiarse y concederse, óptimo es el tiempo para hacerlo: reconocimiento público en revistas icónicas de presencia mundial, premios rancios ya cada vez más cuestionables, ideologías que no han pasado de moda, sino que al contrario, mantienen en boga y más que nunca, el 'american dream' sobre el horizonte como algo que es factible, realizable, y que propone ahora a un director 'mexicano' como el modelo a seguir por todos quienes deseen triunfar.

Vista así, la estatuilla del Oscar ha premiado en esta ocasión no al director en sí -poco importa un director tercermundista por muy radicado que esté en Londres- sino al modelo, al estereotipo, que puede venderse y con grandes dividendos, como la muestra de que el establishment existe por algo, y toda la maquinaria socio-política con sus ideologías más rancias, justifica su existencia.

¿Qué se premió con el Oscar? Téngalo por seguro: lo que usted quiera, guste y mande; menos El Cine.



Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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