La Señorita Lacra, y el paraíso mediático de México.


La Señorita Lacra está en un verdadero paraíso.

México, con su corrupción institucionalizada, sus leguleyos relucientes, sus psicólogos que consultan previa cita a quienes pueden pagar o tienen que dejar sobre un escenario degradante la poca dignidad que les queda.

Si las fotografías de yates y champagne no son lo suficientemente contundentes para desenmascarar las buenas intenciones de la comunicadora, tenemos las actitudes de potentado que se permite, en cámara abierta, cesar a cuanto empleado le viene en gana, gritar con su voz desgañitada, esgrimir un guadalupanismo asqueroso, y dictaminar quién es digno de recibir justicia, y claro está, un espacio en su tan bien cotizado programa.

Es increíble, por principio de cuentas, el tipo de gente que se presta para esas actuaciones tan mediocremente montadas.

No hay quien sea capaz de alzar la voz, y el mexicano, gritón y fanfarrón por naturaleza, pierde el garbo apenas se planta frente a este remedo de mujer mal embalsamada.

¿En serio, ha llegado a tal punto la abyección del mexicano, que hace lo que sea con tal de aparecer en televisión?

Se podrá contestar que 'hay casos resueltos'. Juntemos hipotéticamente hablando todos los casos resueltos por esta comunicadora estrella, y se verá una aguja perdida en un ejambre galáctico de poco más de 23'000,000 posibles casos sin resolver.

Non est bonitas esse meliorem quam pessimo, dijo Siro hace algunos cuantos siglos. Y es precisamente de lo que se jacta, de ser más mexicana que la Guadalupana, ser más fervorosa que Juan Diego, dar celeridad a la resolución de casos que están más que resueltos antes de 'entrar en el foro'.

Preveo dos escenarios posibles, a mediano plazo:

primero, esta mexicana adoptiva termina hastiándose y largándose con su fundación y fondos a otro país -está abriendo franquicias, por si no se había dado cuenta ud. pobre e inocente lector-,

o segundo: alguien saca un filero, malhiriendo a algún cristiano 'en vivo' y a todo color, y ratatán, la vetan de Telerrisa (método que aplica sistemáticamente, para acallar las buenas conciencias de los mexicanos victimizados por sus lavados cerebrales).

Existe aún un tercero, pero es tan descabellado que mejor me lo guardo, no sea que un motorcito de esos de google -escribo en google, lo sé, y por ello mismo hay que andarse con pies de plomo- el día de mañana me lo eche en cara y haga de mí un profeta cuando sólo soy un mexicano más ardido por el éxito que tiene esta mujer, orgullo de México, e insuperable comunicadora de nauseabundo acento.

El paraíso existe. Se llama México, y la Señorita Lacra es el ángel guardián que la nación necesita en estos momentos.

Demos gracias a la Guadalupana, por estar en tan buenas manos.


Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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