Coherence: Todos los monstruos que somos más uno.

Desde hace un par de años, en distintas revistas de divulgación -y también gracias a series televisivas como 'Fringe'- se ha estado hablando con cierto 'fundamento científico' de la existencia de 'multiversos'.
Esto supone un giro inesperado y nada fácil, si miramos las teorías de universos 'paralelos' muy tan del siglo XX.
Pensar en un 'universo paralelo' -Fringe, Back to the future, Another Earth, Enemy- es hasta cierto punto deseable y combina muy bien con las fantasías escapistas a que nos obliga y orilla la situación actual del país. Pero de allí a pasar a la red compleja que supondría la existencia de un 'multiverso' hay precisamente un universo de distancia.
En un universo paralelo, como su nombre lo indica, un 'doble' estaría efectivamente compartiendo las mismas características con nosotros. Y los cambios serían tambíen limitados hasta cierto punto: en ambos 'universos' todas las acciones, abstenciones y demás se darían todas dentro de un mismo 'horizonte factual' aunque duplicado, y esto hace que esa 'tranquilidad' e incluso la sospecha de poder vivir esta vida de una forma completamente distinta hace desmerecer lo terrible de esos supuestos universos paralelos, volviéndolos más 'confortables'.
En un 'multiverso' ese 'horizonte factual' se despedaza obligándonos a presenciar simultáneamente una infinita 'maraña' de posibilidades que suceden y se realizan todas en un mismo instante.
Estamos ante la posibilidad de un 'n' número de situaciones en las que cada detalle, cada aspiración, cada sueño y cada pesadilla convergen simultáneamente, y se desarrollan de forma independiente pero manteniendo la conexión con el 'yo' original amplificado en una red inconmensurable y monstruosa de posibilidades, donde el 'horizonte factual' antes mencionado se fractura y en cada fragmento nos ofrece la posibilidad de una repetición sazonada con sus propios elementos e ingredientes.
Pensemos en un fractal dividido arbitrariamente por tres o cuatro líneas asimétricas, o mejor aún, asíntotas. El resultado nos daría un conjunto de figuras semejantes de proporciones siempre iguales, pero con tamaños distintos y colores diferentes.
'Coherence' se planta de frente ante la paradoja del multiverso, y se permite un vistazo a la posibilidad de lidiar con su presencia incluso sin nosotros poder saberlo.



Cuando las primeras irregularidades comienzan a ser visibles, el elemento monstruoso se hace presente en las cosas más insospechadas, la pantalla rota de un teléfono celular, el color de una pluma y un pedazo de papel, el recuerdo del camino trazado y seguido minutos antes de llegar a la reunión y a la casa donde hemos de encontrarnos con nuestros amigos, amantes, ex-amantes y enemigos.
Echando mano de la ciencia de divulgación -esa que permite saber que existe algo como una 'Partícula de dios' y también nos impide naufragar en el fárrago de terminologías cuánticas y demás- se busca en la lógica simbólica -esa que pervive en los ordenatas sin que nadie 'se las huela' hoy dia- y encontrar un punto de referencia. Otra vez, Bourdieu puesto en práctica, insuperablemente retratado en su teoría de las células vitales.
A cierto grupo de individuos pertenece cierto número de marcas individuales, insustituíbles y únicas. Así, con el fractal nocturno donde una casa es todas las casas del vecindario, nuestra casa y simultáneamente la casa del vecino, la pesadilla asoma en cuanto los primeros 'extraños' llegan con las caras, rasgos y gestos de aquellos que pretendemos 'conocer', y nos hacen dudar de si verdaderamente estamos en nuestra 'célula' original.
A la pesadilla añada la angustia asfixiante de saberse perdido en un laberinto para el que sólo se tiene un par de horas antes de que colapse y nos impida volver a nuestro 'universo' original. El cometa no detendrá su marcha.

El cierre, no se puede negar, es un poco flojo, y muy predecible. Con todo, la película vale la pena, como el intento de responder la pregunta: y si pudiéramos vivir de un modo completamente diferente, ¿estaríamos dispuestos a pagar el precio?


Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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