'Zapatero a tus zapatos' o 'Telerrisa es más cuento que novela': El día que Carmina destronó a Catalina Creel.


Telerrisa ha conseguido endilgarle un presidente al pueblo mexicano. Mercadotecnia, multimedia, mensajes subliminales, la ley del terror, noticias filtradas, en fin, toda la experiencia de una empresa que sabe bien lo que hace.

...o sabía, hasta que EPN se le subió al estrado y les hizo olvidar lo que realmente hacen y deben hacer: espectáculo y diversión.

El rating de novelas extranjeras ha venido incrementándose de manera notable, y la 'fuga de cerebros' (o descerebrados si ud. quiere, pero fuga al fin) que buscan lo que ya no les ofrece la 'Fábrica de Sueños' debiera preocupar al Júnior 'con cara de tonto'.

Para muestras, un botón. Ya hay alguien que puede tomar -y sin mayor esfuerzo, vale la pena mencionarlo- el lugar que antaño ocupara la malísima 'Catalina Creel'.

Es brasileña, y se llama 'Carmina'.

Y la novela, Avenida Brasil, verdadero fenómeno mundial, ha evidenciado la ineptitud de Telerrisa para seguir haciendo lo que hace unos años aún medio sabía hacer bien: telenovelas.

Las causas: refritos, re-makes, exponenciación absurda y demente de un mismo argumento, presentado en todos los sabores y colores, con todas las artistas de moda vestidas en harapos perfectamente bien planchados, trabajando en muladares o como chachas con zapatillas de raso muy bien lustradas y un delantal donde jamás vemos una pizca de salsa o grasa.

Los brasileños no tienen reparos en ensuciar a sus protagonistas, vestirlos 'de calle', y mucho menos aún, adoptar ese formato de 'tele-serie' que hace parecer a la telenovela más una serie por entregas -pensada para un público capaz de digerir un episodio antes de embarcarse en el próximo- y sobrepasando con ello lo que hace Telerrisa con sus telenovelas desechables que sólo buscan matar el tiempo y rellenar una programación más pobre que cualquiera de los productos que promocionan -Teletón incluido-.

'En el pecado lleva la penitencia'. Mas en este caso, el adagio queda corto, y no funciona para Telerrisa. No hay pecado, no hay penitencia. Sólo un fracaso, internacional, exactamente del mismo tamaño que el fracaso de las reformas y propuestas de un presidente de cartón, y un pueblo derrotado que ya no quiere panes ni circos, y se ha hecho mudar el cerebro a otros países, por ver el espectáculo que ya no encuentra en casa, por más que se le prometa día a día, en cadena nacional.

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Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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