Dulce indecencia: cuando Bing te muestra más de lo esperado, y para ocultar la verdad hace pública la verdad misma en primera plana


Hay un viejo arte -que yo no poseo, aunque admiro y sé que hay quienes son expertos en dichas permutaciones- que consiste en leer 'entre líneas' periódicos, titulares televisivos, boletines radiofónicos, especiales y ofertas de temporada, todo para sacar en claro la situación 'real' de un país, su gobierno, economía, y más aún: saber con +-1 de margen de error, lo que se avecina a corto plazo.

Hoy el servicio Bing -que ha de estar dándose de parabienes por la reciente modificación de Mozilla-Firefox que mandó a volar a Google después de un compadrazgo de 10 años- nos muestra una noticia en letrotototas grandotototas, y otra noticia en letritititas chiqutitititas, ambas relacionadas con ese cáncer que padece México desde tiempos pos-coloniales: el lujo, cacicazgo y corruptelas de la clase política mexicana, en todos los órdenes y niveles.

En letra grande: Senado legaliza la deuda de gobernadores, y de nuevo, a pagar por los viajes de niños popis, júniores y ancianos libidinosos que gustan de terneritas nacidas y criadas en la Europa del Este.

En letra chiquita: se pide una auditoria fiscal al SAT sobre la primera dama, esa actriz mediocre con hijos/as mediocres y esposo mediocre, que para mal de México se hace hoy por hoy con la silla presidencial.



Acostumbrados como estamos a leer 'a la inversa' -y a esto nos han acostumbrado los politicuchos de quinta, que cuando dicen transparencia piensan en desvío de fondos, cuando dicen legalidad piensan en tranza y soborno, y cuando dicen justicia piensan en uso de la fuerza armada contra el pueblo que les da de tragar- leemos la letra pequeñita con lupa, y nos acostumbramos a ignorar tajantemente la letra grande, por más en primera plana que aparezca.

¿Qué le serviría más al país, en este momento? Auditar a la primera dama que como actriz resultó un fiasco, o meter en cintura a la mafia institucionalizada, y comenzar a 'expropiar' las fortunas de magnates y politicuchos de mierda, para regresarle un poco al pueblo cuyos niveles de pobreza nos hacen ya envidiar las insospechadas comodidades, lujos y niveles de crecimiento y desarrollo de países como la India?

A la primera dama habría que dejarla en paz, permitirle vivir en su casa blanca. Cueste lo que cueste, sea como sea, unos millones de más o de menos, ni a Telerrisa ni a la primera dama le harán daño. Pero lo segundo sí importa. Y como estamos acostumbrados a ignorar sistemáticamente los avisos espectaculares, encabezados, títulos rimbombantes y demás, saque usted sus conclusiones.

Es la dulce indecencia: cogerse al pueblo, televisando el coito en cadena nacional.

1770
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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