¡O tempora, o mores!

Bien, bien. Que todos muy estupidifactos viendo el récord Guiness de cierto surfista que se atrevió a montarse en la ola increíble que está circulando en las redes sociales, high-resolution, por si quiere asustarse de a de veras. Curiosamente, la noticia la vi -vimos- en casa, apenas ayer.


A pesar de los pesares, hay 2 cosas que no entiendo, primera:

cómo es que los medios pueden resucitar una noticia que -vistos los tiempos que corren- es vieja ya. 4 meses han pasado desde que la ola fue medida, grabada y montada, y ayer me estrujaron la noticia a pantalla completa en un 'noticiero estelar vespertino'. Bueh, digamos que esto es pura mercadotecnia, y dejemos la pregunta así, contestada sin ser contestada.

Y la segunda cuestión:

Cómo es posible que veamos felices y contentos, con la quijada casi dislocada, una ola de tal calibre 'sin caer en la cuenta' de que estamos ante un evento catastrófico, indicador de los super-maremotos que ya se vaticinaban en los años ochenta. Si hay una ola de 30 metros, faltará poco, será cuestión de años para que haya una de 40, una de 50... y pare ud. de contar, que entonces sí, nos estaremos borrando de la faz de la tierra pero no nada más así como así. Borrados pero contentos, y grabados en HQ.


1709
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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