Tenet, Uqbar, Orbis Tertius: cuando la metafísica cristaliza y se torna visual.

Hará cosa de dos o tres años, me hicieron un par de tests. Ya había tenido la nada agradable oportunidad de sentarme en un mesabanco gris y contestar una batería de tests con la intención de obtener un puesto en cierta cadena comercial de colores amarillos que toca las puertas de los vecinos domingo tras domingo, pero, tras haber contestado las primeras encuestas ví que aquello no llevaba a lado alguno.

Así que al llegar al test de frases incompletas, me di el lujo de contestar, entre otros sinsentidos, la única respuesta que recuerdo:

Jamás volveré a______________

Allí anoté, simple y llanamente 'pararme sobre un hormiguero'. Y de allí en adelante, tomé por la pendiente y me dije 'nó, esto no es para mí, aquí se quedan con sus tests'. Nunca me hablaron para concertar una segunda entrevista -claro está- y desconozco qué habrá pensado el evaluador de aquella batería que llevaba mi nombre en el encabezado.

Así las cosas, cuando llevado por la curiosidad en mi trabajo 'formal' me propusieron realizar algunos de los tests que se aplican a los prospectos, dije, vá, qué puede pasar. Y allí me tiene Vd., poco probable y valeroso lector, analizando figuritas, patrones, series y al final, aquella maraña me azotó contra la cara: IQ=126.

La psicóloga me miró como si tuviese enfrente a Einstein o Sheldon Cooper y me dijo: 'esto confirma lo que ya sabíamos, que es usted muy inteligente'.

Diré que no confío en esos tests y que, haciendo la tarea y buscando aquí y allá, he visto que todos los tests son incompletos e insuficientes para medir o tasar eso que comúnmente se llama 'inteligencia' que, como es bien sabido, existe en diferentes tamaños y sabores. Por tanto, el 126 no pasa de ser un mero numerito [y haciendo la tarea, encontré que es 'muy medianito' además].

No me considero 'inteligente', aunque confesaré que tengo cierta facilidad para algunas cosas y esto, en ocasiones, puede ser más una desventaja que algo a lo que pueda sacársele provecho. Con frecuencia termino 'espoiléandome' series, novelas, pelis... en fin, dejémonos de quejidos y chillidos innecesarios. [Cuando salió la hoy archiconocida y ya 'serie de culto' Dark, me gustó el planteamiento enrevesado de la trama, y su estructura total y cerrada, como si se tratase de un moderno nudo gordiano. Al terminar la primera temporada quedé intrigado sobre lo que vendría después, cómo se destrabaría todo aquello. Las dos siguientes temporadas tuvieron un desempeño 'a la altura de'. Cuando escucho a alguien decir que Dark es 'muy difícil de entender' le sugiero el siguiente ejercicio: tome la primera temporada como si fuese el eje de las equis, la segunda como si fuese el eje de las yés, y la tercera y última temporada como el eje de las zetas. Y listo, todo cuadra y encaja en el espacio delimitado por esas tres dimensiones.]

Así que, al escuchar toda la propaganda y la campaña publicitaria alrededor de ese filme 'Tenet', palíndromo latino incluido, me intrigó la 'necesidad' [mero artilugio comercial] de proveer un librillo con explicaciones detalladas a los asistentes a las premieres del filme.

Tenet estuvo en cartelera aquí en el pueblo 2 o 3 semanas. Ignoro cuántas personas habrán tenido el valor de encerrarse en un cine y mirarla en la pantalla grande estando el famoso Covid pendiendo sobre nuestras cabezas cual espada de Damocles. Me quedé con las ganas de poder verla en el cine, y tuve que esperar hasta que alguna ánima caritativa la puso a circular en la red de redes. Así que, aprovechando los 1080p del archivo, pude verla en mi computadora, en un monitor led con pantallita decente de 23".

Al comenzar, en el primer tiroteo, vi el detalle de aquella figura mencionada por Borges que ya fue utilizada por Dante. Primero la huella dejada por una bala al dar contra la gradería de un teatro, luego la pelea y forcejeo con un mercenario o terrorista armado hasta los dientes y por último, un disparo imposible, con un proyectil que 'regresa' a la cámara del arma y finalmente, al cargador mismo.

Conforme avanza el filme, se llega a una explicación cabal de todo aquello, lo que la física ha dicho en libros de texto especializados y que circula en la red de redes de manera informal. La entropía entendida como la otra cara de la moneda, cuyo anverso es el tiempo. Así, al ver los objetos encontrados en lugares dispersos en el mundo actual, una investigadora llega a la conclusión de que son ruinas, desechos de una guerra en gran escala o una futura guerra mundial, que están siendo enviados de regreso a nuestro presente, con alguna y por alguna oscura razón.

Sigue aquí la coreografía de cruces, vueltas de hoja, líneas temporales invertidas, caminos encontrados y demás, que concluye con tomas abiertas de edificios derruidos que se restituyen a su condición original, cráteres que implosionan y expulsan cohetes con trayectorias inversas a la propulsión a chorro que estamos acostumbrados a ver en los filmes más norteamericanos. [03/12/2020]

Ese purista y esteta en partes iguales de apellido Borges, no hubiese disfrutado el filme. Es demasiado tosco, brusco. 'Más sin en cambio', habría disfrutado viendo en la pantalla cómo esos objetos imposibles que menciona en "Tlön" se materializan y ponen nuestro mundo de revés. Las teorías que gustaba tanto de pulir y depurar hasta reducirlas a una experiencia de lo estético, aterrizadas en el plano de los objetos cotidianos devienen en una triste caricatura, grotesca e insuficiente. Pensemos en esos filmes experimentales que comienzan con un plano rodado de revés. Hablo no de 'Charrito', refrito y lamentable sátira del cine de oro mexicano, sino del filme 'Stastny konec', de 1967. No he encontrado hasta el momento referencia alguna que permita siquiera suponer que Borges miró ese filme. Y, al igual que Tenet, es seguro que le habría disgustado: la realización de ciertas teorías científicas en la vida real rompen hasta el punto de fragmentar precisamente la realidad de donde surgieron.

Se agradece que Tenet se tome la delicadeza de no intentar explicar en qué consiste la guerra del futuro. Recién se ha estrenado 'The Tomorrow War' que juega con el argumento alienígena muy en el tono de 'Ancient Aliens' -y del que ya se habla de una segunda parte, visto el éxito comercial de esta.

La estética, cuando deviene en ergonomía, se incrusta en la existencia y hace de lo cotidiano algo susceptible y capaz de amoldarse a las necesidades más básicas del ser humano. De allí que al fallar, de como resultado experimentos absurdos que, a priori, estaban pensados para fallar, como aquel que consistía en montar un mosquete dentro de un sombrero o casco militar.

A pesar de las limitaciones impuestas por la literalidad de un concepto abstracto llevado al plano de la práctica en un plano meramente visual, es precisamente en este ámbito donde la película de Nolan resulta hipnótica. Esos últimos minutos cerrando una pinza y escapando milagrosamente de un bucle infinito coinciden con explosiones e implosiones con un ritmo vertiginoso que ha cuidado la mínima mota de polvo. El sonido es otro acierto insuperable.

Algo semejante sucede con los cuentos de Borges. Llevarlos del plano del papel a la práctica suele resultar peligroso y, en la mayoría de las ocasiones que esto se ha intentado, deficiente. La metafísica es tal porque supera precisamente el ámbito de lo sensible, de lo cotidiano, de lo inmediatamente asequible. 'Tenet' y 'Tlön' son excelentes ejemplos de ello.[11/07/2021]

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Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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