@Elena Maldonado.

Estimada y desconocida Elena:

De vez en vez, en este blog dejado de la mano de Dios, recibo comentarios que me ayudan a salpimentar la jornada. El suyo ha sido uno de ellos.

Al recibir la notificación automática de este chismoso sistema de Blogger, leí sin más:


De haber recibido este mensaje digamos hace diez años, cuando [parafraseando a Serrat] eran 'otras las intenciones y eran otras las palabras', se habría armado la gorda.

Más Sin En Cambio, ahora que las aguas corren plácidas por su cauce, y respondiendo la deferencia que ha tenido al tutearme [sí, adivina usted, hice mi examen de conciencia ya que los caballeros no tenemos memoria, y no pude recordar si en alguna otra vida alternativa, en otro espacio perdido en la red de redes, nos hemos conocido o tuvimos algún trato y no pude hallar indicio de ello] y, hasta donde el olvido me alcanza, constaté que semos dos perfectos desconocidos.

Así que, indagando en las causas ocultas, en las razones y en esas jugarretas de causa-efecto, vi que hay un post que ha tenido algunas visitas en esta semana. Habla de un mejoralito y las elecciones de 2018  y de AMLO y sí, mi voto en su favor.

Le diré, porque aunque no tiene derecho a pedirme que explique nada, [tampoco soy un hijo de vecino que no valora lo que implica abrir su cuenta de Blogger, meterse a la cuenta de un perfecto desconocido sin saber si recibirá toda la artillería pesada o el más despreciable de los olvidos, o qué sucederá con un comentario en este mundo al que encantan las mariposas y sus efectos], que mi voto es y ha sido y seguirá siendo una de las mejores decisiones que he tomado desde que ejerzo mi derecho, hace ya casi 29 años. Y más, al igual que AMLO me considero humanista y otra palabrita que es harto elogiosa pero me guardo para mí mismo como un pequeño homenaje personal que recibí hace una treintena de años por parte de uno de mis maestros más queridos y admirados.

Lo que sí me intriga es saber a cuáles desastres se refiere: lo que percibo desde este lado de acá de la trinchera, es lo que cándida e inocentemente pensé que era la causa del fracaso de las políticas del ex-presidente vaquero. Llegar a la silla presidencial con las cámaras en contra. Ahora, con AMLO, tenemos un gobierno al que se ha querido quitar la mayoría pero, aún cuando sigue reteniéndola, es caso probado que esa corrupción de que habla y de la cual todos se mofan, consiguió lo impensable [tengo en el tintero un post sobre esto, si algún día lo llego a publicar y usted vuelve a visitar este espacio consagrado al dios del olvido, sabrá cuál es] y esto es prácticamente tronar todo lo que pudo haber salido de bueno de la administración actual. Lo de la vacunación y el regreso a clases... eso se reduce y sintetiza en una frase clásica, verso que existe ya fuera del poema donde vio su origen: "Poderoso señor es don dinero". Padezco astigmatismo pero no esto tan privado de la vista que no perciba los alcances y las razones de algunas medidas gubernamentales. Y contra la iniciativa privada y sus líderes de portadas de Forbes y demás, esa misma de dineros blanqueados en el extranjero e intocables por fueros y compadrazgos, poco puede hacerse.

En todo caso, si ambos seguimos presentes en esta red de redes digamos, dentro de unos 10 años, podremos conversar largo y tendido sobre esto. A menos que, como usted fatídicamente lo predice, el desastre nos deje enterrados en un cúmulo de detritus, tal cual recibió este país AMLO al iniciar su gestión.


1743

Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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