The Black Phone: Really?

Es difícil considerar como otra cosa productos que han sido meramente diseñados para cumplir su función dentro de la cadena de consumo, encontrando o buscando en ellos cualidades o virtudes que ab initio no estarán allí.

Y por el contrario, esos objetos de consumo fabricados para satisfacer una cuota de mercado, ofrecen en su inmediatez conceptual y práctica una visión clara del entorno en el que fueron diseñados. Y esto es válido para ámbitos tan enlazados como la música, televisión, cinematografía, literatura, teatro y poesía, por decir lo menos [puede ud. seguir con el resto de las bellas artes, esto es propio de todos esos ámbitos].

The black phone es una película sobre la que no entraré en mayores detalles ni análisis, para ello basta con que Vd. la mire y se haga su propio juicio sobre lo que se ofrece.

No obstante, lo que es evidente es la alarmante situación que se vive en ese ecosistema donde brotan series, sagas, títulos pensados para el enganche, la venta, la distribución en escaparates y poco más, y su consumidor ideal: la hoy por hoy llamada generación de cristal.

Como ya lo mencioné, es preocupante ver hasta qué punto dicha generación se ha sensibilizado al punto de caer en la más evidente cursilería, resaltando sus características más intrínsecas y de donde brota su calificativo: frágil y delicada, exacerbadamente sensible y autoconsciente de dicha fragilidad, delicadeza y sensibilidad, hacen que el horror/terror de los filmes que se filmaban y producían antes de la primera década de este siglo sean la cara 'a' de los blockbusters actuales.

Los destripamientos, las muertes violentas, decapitaciones y demás, han sido reemplazadas por cinturonazos y peleas de estudiantes adolescentes arquetípicos con arquetípicos sangrados de nariz. Lo que debería ser el motor que haga girar la maquinaria de este filme -el secuestro, el abuso aderezado con un elemento paranormal- deviene en mera excusa para resaltar los elementos que ya son extraños y chocantes para las generaciones actuales.

¿Cuántos de los espectadores con menos de 20 años cumplidos, han sufrido una paliza 'a la salida de la escuela' o una tanda de cinturonazos como la que reciben ese par de hermanos sujetos a la voluntad, capricho y frustraciones de un padre alcohólico?

Y no es una pregunta meramente retórica: con las recientes formulaciones legales, tal pareciera que dichas 'prácticas' han quedado en el pasado -un pasado inmediato, no lo olvidemos- en los territorios de Norteamérica. Otra cosa es acá por estos lados, al sur del Gran Río del Norte.

Por si esto no fuera poco, esta película que permite se vean los hilos y entramados de una forma tan descarada, no deja fuera la oportunidad de coronar con una cereza digna a semejante pastel: el sustrato homosexual del macho de puños de acero pidiendo como una doncella ayuda en matemáticas al ambivalente actor principal funciona como una maza de carnicero con la que se ablanda el bife antes de echarlo en la sartén.


No puede esperarse mucho más de productos como este. En el país de la fast-food, tenemos esta producción que está lista para el consumo masivo, aunque como tal, quedará olvidada y empolvada en el catálogo de los servicios de streaming tan pronto pierda la publicidad que la mercadotecnia ha previsto [y asignado de antemano] hasta el último centavo.

Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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