Los marcianos llegaron... ¿ya?

No comenzaron los disturbios, tampoco se hicieron las fementidas fiestas de bienvenida en los edificios más altos del mundo con los carteloncitos de 'Welcome'. Tampoco vimos naves nodrizas eclipsando la luz tan infectada de polución de las metrópolis que rigen este mundo y mucho menos -al menos, no que haya salido en televisión abierta- brincó uno de esos visitantes del espacio exterior diciendo 'aquí estoy'.



Si los vecinos del norte finalmente aceptaron que tienen escombros, restos biológicos, que están haciendo 'ingeniería inversa' y quieren extraer lo extraíble de aquello que poseen, también es un hecho que eso mismo está acaeciendo en Japón, Alemania, Rusia, Corea, Francia, China, Canadá... y quizás en algunos países tercermundistas de esos que bailan al son que les pagan con cueros de rana verde.

¿Disminuirán las brechas socioeconómicas, aumentará el nivel de educación del pueblo o de las élites, mejorarán los métodos de producción de alimentos, erradicaremos de una vez el cáncer y demás enfermedades crónico-degenerativas? Es poco y menos que poco probable.

Cayendo en el terreno de lo práctico, sería un paso gigantísimo para la humanidad en cuanto tal, apreciar lo que hemos conseguido como especie y los alcances de nuestra propia evolución -mínima, dentro de la escala macro-cósmica- y también, nuestro lugar en el universo.

Lo que sí es muy probable, es que en estos momentos un Oppenheimer V.2.0 esté trabajando en un hangar subterráneo con una nueva fuente de energía capaz no sólo de cargarse el sistema solar de un plumazo, sino quizás la galaxia completa.

¿O es que Marvel no nos ha enseñado nada?

1761.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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