Borges y el Diccionario Jázaro.

Al contrario de lo que algunos críticos afirmaron -incluidos quienes ensamblaron los textos de solapas y contraportada del libro- a Borges no le habría gustado el Diccionario Jázaro.
Publicado un par de años antes de su muerte, es prácticamente imposible que se lo haya hecho leer aunque, según parece, es probable que haya oído siquiera mencionar su nombre, visto que el libro causó revuelo una vez publicado: fue traducido al eslovenio en 1985 y hasta 1988 sería traducido al inglés y un año más tarde, al español.

El gran defecto de Borges era la soberbia, esa misma que le impidió reconocer la grandeza de Joyce y minimizar, hasta donde le fue posible, el alcance de su Ulises y la importancia que tendría para la literatura del siglo que entonces aún iba en curso.
Así, tampoco habría podido ni reconocer ni gustar ni descifrar el nivel narrativo, estético ni intelectual, de un libro como el de Pavić, aunque quizás, y esto porque va en otro plano mucho más lúdico y más con la intención de tomarle el pelo al lector, habría dicho algo positivo en favor de 'Il pendolo di Foucault'.
Pavić narra desde una cosmovisión que nos resulta ajena, y aunque Borges frecuentó textos aglosajones y el sajón mismo, coqueteando con las literaturas 'orientales' y sus tramas, temas y desarrollos, es o fue impermeable a esa literatura nacida en las costas del Mar Negro, por más que alguna referencia se colase en algunos de sus cuentos.
El grueso volumen de Emecé con sus Obras Completas, de 1974, recoge una única acepción de Checoslovakia y esto como una cita del último libro de Wells, 'Guide to the New World'. He buscado alguna referencia a Rumania, Eslovaquia, Valakia (o Valaquia), y aunque el adjetivo 'húngaro/a' aparece media docena de veces, es poco más lo que puede decirse de su escritura sobre los asuntos que versan directamente con la literatura o si se quiere, historia o mitología de aquella región: 'Hungría' como tal aparece 4 veces escrita, la primera, incidentalmente [En Chile y en Hungría hay gitanos y también hay sectarios...], la segunda en 'El aleph' [¿No estaría loco un hombre que continuamente se figurase el mapa de Hungría?], y otras dos, primero en el título del poema 'Al primer poeta de Hungría', y después en un verso del mismo poema, 'Qué resplandor de tu infinita Hungría'. Y esto, porque descontamos una quinta aparición... en el índice que registra el título mismo del poema. 'Serbia', 'serbio', no aparece una sola vez.
¿Por qué considero necesario más que enfatizar, recalcar este detalle? Porque, en efecto, hubo literaturas que Borges no frecuentó. Selectivo in extremis, dejó literaturas de lado, ignorándolas sin cuestionarse jamás sobre la validez/invalidez de sus propias decisiones; su opinión sobre sí mismo era la opinión de quien se basta a sí mismo.
Y, de la misma forma que no puedo visualizar a Borges haciéndose leer 'Rayuela', tampoco lo veo, en sus años mozos, leyendo con interés la Historia general de las cosas de la Nueva España, o el recuento que a su vez hiciese Prescott sobre los mismos asuntos.
No se pueden ni deben pedir peras al olmo. Y la novela de Pavić, rara avis en la literatura del último tirón del siglo XX, se trajo al presente la tradición narrativa más pura de los antiguos bestiarios y las gestas medievales, en un formato que entrevió con claridad y con un sentido profético la hipertextualidad que Umberto Eco ya había puesto sobre la mesa, pero cuyas barajas apenas acertó a enumerar.

1784.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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